josé anselmo clavé. El carril bici no solamente es usado por los ciclistas sino que la gente aún no está concienciado de su uso - Gemma

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M.P.F Maó
Mucho ruido y pocas recompensas. Los vecinos de las calles Josep Maria Quadrado de Maó y José Anselmo Clavé de Maó ya pueden disfrutar de las mejoras de dichas calles. Pero el recibimiento ha sido un tanto agridulce. Según comerciantes y vecinos las obras han conllevado muchísimo ruido, polvo, dificultades de circulación y pérdidas en los negocios. Un mal sueño con un despertar poco sabroso. Asimismo, para muchos, la imagen estética de ambos viales es adecuada, no desagrada, aunque tampoco destacan sus beneficios.
No importa que sea verde, color cemento o rojizo. El carril bici es uno de los aspectos que menos convence a vecinos, peatones o conductores. "En esta ciudad no hay la afición de Ciutadella ni tampoco podemos comparar los desniveles de una y otra ciudad", apunta la dependienta de una tienda de comestibles de la calle Josep Maria Quadrado y añade que "si queremos usarlo nos tendremos que comprar la bici". "Creo que sufriremos alguna desgracia, la gente camina dentro del espacio destinado a las bicicletas y es que el carril forma parte de la acera, no hay ninguna separación", espeta Maria Pilar Vidal. Por su parte, Jaume Burillo, propietario de una tienda de muebles opina que "el carril bici es una actuación absurda, sólo tiene unos 60 centímetros y con sólo un balanceo el ciclista va a invadir la acera del viandante".
En el caso de la calle José Anselmo Clavé, el carril bici cambia de color, pero no se libra de los comentarios. "Podría contar a los ciclistas que han pasado por este vial con los dedos de la mano", apunta Jorge Raúl Chávez, propietario de un quiosco. "El carril bici era innecesario, tan sólo se ha ubicado para subir la calle, ¿Y para bajarla?", se pregunta Rafael Coll, propietario de un estanco. "Este carril es del todo absurdo, la gente sale de la farmacia con cochecitos o niños y al bajar el escalón deben mirar a ambos lados para no ser atropellada por un ciclista, además, hasta el momento ha sido insignificante el tráfico circulatorio a dos ruedas", espeta Matías Marino, farmacéutico adjunto. Contraria a estas puntualizaciones se muestra Isabel Pérez, vecina de la calle José Anselmo Clavé y usuaria del carril bici. Para ella y sus dos hijos, contar con un carril supone facilitarles su trayecto desde casa al campo del Menorca. "Ya viajábamos en bici pero debíamos transitar por la acera". Asimismo, opina que en Maó aún le falta conexión con demás calles y viales, "la red debe ser mucho más amplia si lo que deseamos es una movilidad sostenible correcta". Además cree que contar con un sólo carril de ida y vuelta, no facilita la circulación.
Pero éste no es sólo el aspecto que suscita comentarios vecinales. En la calle Josep Maria Quadrado, dos vecinas comentan en frente de sus casas que visualmente, ver tantos coches juntos, es poco agradable. "Antes había un parterre en el centro del vial que aireaba la imagen", resalta Catalina Saura. "La salida desde la calle Duc de Crillón hacia Josep Maria Quadrado ha sufrido una reducción de la visibilidad y los árboles deberían ser de hoja perenne para que no ensuciaran pavimento y aceras", comenta Maria Pilar Vidal a su vecina. Asimismo, ambas vecinas piden que se pongan en funcionamiento los contenedores de recogida selectiva. "Debemos desplazarnos hasta Miquel de Verí o la Plaça Esplanada para depositar la basura". Por su parte, Jaume Burillo, está expectante para no perder la apuesta con su vecino. "Yo aposté que las obras no estarían acabadas hasta febrero, mi vecino creía que en diciembre, y de momento voy por buen camino puesto que a día de hoy aún hay zanjas abiertas". Además, bromea sobre que "lo que quiere el Ayuntamiento es jubilarme antes de hora". Otro aspecto al que hace mención este comerciante es la parada de carga y descarga. "Mi negocio está relacionado con muebles de gran tamaño cuando me han ubicado un carga y descarga a cien metros y otro a 150 metros". Para él, así como para la dependienta de una tienda de juguetes, Francisca Pons, las obras han carecido de planificación. "Abrían, y cerraban zanjas, respecto a los árboles, tuvieron que eliminar algunos porque cuando llegaron al final de la calle, se dieron cuenta que no cabían los coches". En la calle José Anselmo Clavé, Julián Castillo, dependiente de otra tienda, no duda en remarcar que "parece que el Ayuntamiento quiere asemejar Maó a Barcelona con la reestructuración del tráfico y la conversión de las calles a avenidas de una sola dirección". Por su parte el farmacéutico adjunto, Matías Marino, puntualiza que "han eliminado aparcamientos aunque han puesto otros en zonas que antes no existían, además han colocado uno para minusválidos que realmente ha beneficiado a los usuarios de la farmacia". Más pesimista se muestra Rafael Coll quien acata pérdidas de un 20 por ciento por el cierre de la calle, "a lo que hay que unir la crisis y la Ley Antitabaco, lo que ha conllevado que año tras año el negocio vaya a la baja".