Comparecencia. La madre de César ocultó su rostro cuando salía de la Comisaría hacia el Juzgado - Paco Sturla

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Es la pregunta que actualmente está en medio de la calle tras la macabra historia de César. ¿Cómo puede ser que durante dos años nadie se de cuenta de que el niño ha desaparecido? Más allá de los temas familiares, y de las mentiras que su madre pudo haber explicado a sus allegados, la duda radica también en los organismos oficiales. En este punto, asoma una laguna a la que hasta el día de hoy nadie ha dado explicación.

Según ha trascendido, César estaba escolarizado en la localidad gallega de Noia. Este simple hecho podría haber tenido una gran importancia. Según fuentes del mundo de la educación consultadas por este periódico, cuando un niño está escolarizado siempre consta en el registro de las instancias educativas. En base a esta premisa, desaparecer no debería ser tan fácil. Primero, porque si alguien se quiere cambiar de colegio, solamente puede darse de baja de su centro original si el nuevo colegio al que acuda certifica que está inscrito en sus aulas. Y en segundo lugar, si el niño sigue inscrito en un determinado centro y no acude a sus clases, el colegio tiene la obligación de poner estos hechos en conocimiento de los servicios sociales, para que éstos decidan si actúan o no. En el caso de César, las autoridades educativas de Balears confirman que no fue matriculado en ningún centro de la comunidad. Así, se deduce de que, si no se ha matriculado en ningún otro centro, no podría haberse dado de baja del colegio al que iba, el Felipe de Castro de Noia, y que en el curso posterior al de su fatal viaje a Menorca, debía seguir matriculado en ese colegio. Si era así, algo falló.

Más allá del tema educativo, es relativamente fácil convertir en invisible a un niño. Así, al menos, lo aseguran las fuentes consultadas por este periódico. A nivel sanitario, por ejemplo, es una decisión de los padres o los tutores legales de un niño decidir si saca una tarjeta sanitaria a nombre de la criatura. Lo más recomendable, comentan fuentes sanitarias, es hacerlo. Si no se tiene tarjeta sanitaria a nombre del niño, éste no puede acceder a las revisiones pediátricas rutinarias, pero en cambio está cubierto para las necesidades sanitarias más urgentes. Es decir, si el niño tuviera alguna enfermedad grave que requiriera su paso por urgencias, sería atendido igual, tal como pasa con todas las personas que acuden al sistema sanitario público español, tengan papeles o no, o esté regularizada su situación o no lo esté.

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