Las primeras investigaciones realizadas por la Policía Nacional, y a falta del informe del Anatómico Forense de Palma, concluyen que los restos óseos hallados en el interior de la maleta abandonada en los terrenos de Binidalí de ses Vilotges, en Maó, corresponden a un varón preadolescente, que había fallecido hace entre uno y tres años y cuyo cuerpo se descompuso dentro de esa maleta, en cuyo interior también se encontraron revistas infantiles de cómic en castellano, así como cromos, lápices de colores y una araña y un escorpión de juguete dentro de un cristal de metacrilato.
Así lo informó ayer en una rueda de prensa la portavoz de la Policía Nacional en Balears, Janka Jurkiewicz, quien señaló que, una vez se analicen los huesos, estos se enviarán a la Sección de Antropología de la Comisaría General de la Policía Científica de Madrid, con el fin de realizar las pruebas de ADN y determinar la identidad del menor.
De esta manera, según la información recogida por Europa Press, se conocerá si los restos óseos pertenecen a algún menor desaparecido en los últimos años en España o en el extranjero, teniendo en cuenta que cada vez que desaparece una persona, la Policía recoge restos de ADN de la misma y los introduce en una base de datos. No obstante, Jurkiewich afirmó que no existe ninguna denuncia respecto a la desaparición de ningún menor en Balears.
Por otro lado, la portavoz de la Policía manifestó que el Instituto Anatómico Forense intentará determinar la edad exacta del menor, el sexo y las posibles causas de la muerte, si bien indicó que en el interior de la maleta, que era de color rojo y de tela, se hallaron un chándal, unos vaqueros, unas bermudas y una camiseta de manga corta, que corresponderían a un varón de entre 10 y 13 años.
Asimismo, apuntó que, pese a que el cuerpo llevaba fallecido entre uno y tres años, se han podido encontrar restos orgánicos, que aún no se habían descompuesto, si bien matizó que todavía se tiene que analizar si el cuerpo fue descuartizado, aunque todo apunta a que no falta ningún hueso. "Hay muchas hipótesis y no se puede descartar ninguna", recalcó, al tiempo que recordó que la investigación la está llevando a cabo el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional, en coordinación con la Comisaría de Maó y la Comisaría General de Madrid.
No hubo exhumación
Jurkiewicz destacó el hecho de que el cuerpo se descompuso en el interior de la maleta de viaje, lo que significaría que no se recogieron los huesos de algún lugar para depositarlos en la maleta, sino que llevaban ahí desde que falleció el menor, por lo que se descarta una exhumación de un cadáver.
Sin embargo, la portavoz policial aseguró que esto tampoco significa que el niño muriera en el interior de la maleta, sino que pudo haber fallecido antes y haber sido, posteriormente, introducido en la misma, teniendo en cuenta que es de un tamaño suficiente como para que las compañías aéreas obliguen a facturarla. Finalmente, desveló que la maleta tenía algunos orificios, al parecer causados por animales que la habrían rasgado atraídos por el olor del cadáver, con el fin de alimentarse.
El hallazgo tuvo lugar el pasado martes, a las cinco de la tarde, en la finca de Binidalí de ses Vilotges por dos hombres que habían ido a coger leña y paseaban por el lugar, situado en un paso en el interior del barranco.
No hay señales de violencia en los huesos pero pudo morir por asfixia
La versión oficial del primer análisis de los restos indica que aún debe determinarse si falta algún hueso, pero fuentes próximas a la investigación han informado de que los forenses constataron que el esqueleto se encontraba entero, por lo que se podría descartar la hipótesis de que fuera descuartizado para introducirlo en la maleta. Tampoco se han detectado signos de violencia, como golpes o de otro tipo, en los huesos analizados, lo que no elimina la posibilidad de que el menor fuera asesinado, ya que pudo morir por asfixia o ahogamiento.
La identificación de los restos como los de un varón se han realizado por indicios como la ropa y las pertenencias halladas en la maleta, ya que la autopsia no determina el sexo. Y en cuanto a la edad, las mismas fuentes elevan la facilitada por la Policía Nacional y la sitúan entre 12 y 15 años, aunque coinciden en señalar que se trataría de un preadolescente.
En el Instituto Anatómico Forense se tomaron fotografías de los restos, así como muestras de los huesos para su análisis. Asimismo, se realizarán pruebas radiológicas para determinar la morfología del niño y señalar con exactitud la edad y el sexo.
Además, las muestras del ADN se cotejarán con las existentes en el banco de datos y que pertenecen a los familiares de personas que han desaparecido. Como ya informó la Dirección Insular de la Administración General del Estado, no existe ninguna denuncia por desaparición de un menor en Menorca, pero tampoco en Balears, por lo que se investigará si los restos hallados en Binidalí pertenecen a un niño desaparecido en la Península o en el extranjero.
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