Las obras de remodelación de la plaza del Principe de Maó siguen sacando a la luz restos arqueológicos de la necrópolis romana sobre la que se asienta.
Los trabajos revelaron en la mañana de ayer otro hallazgo, una nueva tumba, la sexta descubierta hasta ahora, en cuyo interior se encontraron, al igual que en las anteriores, restos de cerámica que podrían datar de los siglos I y II después de Cristo, es decir, de la época Imperial, según constataron los técnicos de patrimonio del Consell que llevan a cabo las excavaciones arqueológicas.
La novedad de este nuevo hallazgo radica en la gran cantidad de material encontrado y en el buen estado de conservación en que se encuentra, según explicó ayer el conseller insular de Patrimonio, Joan Lluís Torres.
La tumba contiene, además de restos óseos, una vajilla de hogar entre la que destacan algunas ollas y platos colocados junto al difunto que en un principio corroboran la cronología inicialmente establecida por los técnicos del Consell.
En opinión de Torres, el nuevo hallazgo entra dentro de lo previsto, teniendo en cuenta que la céntrica vía de Maó oculta una necrópolis romana según ponen en evidencia las excavaciones realizadas hasta la fecha.
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