Veo que tiene un espacio en su casa lleno de fotos y motivos festivos, sin contar con las neveras llenas de gin y otras bebidas. ¿Cómo vive usted las fiestas de Maó?
Nos juntamos un grupo de amigos desde 1974. Por aquellos entonces y en años posteriores, teníamos el Bar La Nave.
Al estar en pleno centro, era punto de celebración. Ahora ya no se puede llevar el mismo ritmo, pero igualmente disfruto de las fiestas en compañía de amigos y familia y salimos a dar alguna vuelta.
¿Es aquí donde se junta con su familia y amigos?
Sí. Tengo este espacio junto a mi casa y lo destino a mis hobbies, pero durante las fiestas es donde me gusta invitar a todo aquel que se pase por aquí el día 8 por la mañana. En Maó nos conocemos casi todos, ahora es un poco distinto porque hay más gente, pero aquí va entrando y saliendo gente y es un momento muy alegre.
¿Ve usted las fiestas igual que antes o cree que han cambiado algunos aspectos?
Yo las veo igual, pero recuerdo que cuando era pequeño la gente iba vestida de otra manera, incluso con corbata. También veo que hay cierto abuso con el alcohol y creo que sin alcohol no hay fiesta, pero los ciudadanos deberían saber cuándo parar de beber. Hay que moderarse.
¿Cuál es su momento preferido?
Para mí, todo aquello que implique caballos. La fiesta en el puerto también es muy agradable porque es en un marco incomparable y puedes estar tranquilamente con la familia y los amigos.
¿Se ha planteado qué hará una vez que se jubile?
Soy una persona muy activa y, mientras esté bien, seguiré moviéndome. No sé cuándo me jubilaré, pero supongo que cuando lo haga me dedicaré a mis hobbies. Viajar no me gusta. Hace años, jugué al fútbol y fui árbitro, así que viajé bastante a Palma o Barcelona, entre otros lugares. Me cansé de viajar. Ahora llevo 18 años sin salir de la Isla y, a menos de que me persigan o sea necesario, no pienso moverme de aquí. ¿Para qué, si estoy feliz así?
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