Prisión. El calendario de construcción del complejo penitenciario se está cumpliendo, aunque los retrasos acumulados durante el movimiento de tierras causados por un subsuelo demasiado rocoso demorarán el final de los trabajos - Javier

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No será en junio como en un principio se había anunciado, sino previsiblemente será este otoño cuando finalicen las obras de construcción de la cárcel de Menorca que se levanta junto al cuartel de la Guardia Civil. Fuentes de la Sociedad Estatal de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios (SIEP) dependiente del Ministerio del Interior, encargada de construir y habilitar la nueva prisión de Maó, señalaron que, aunque a día de hoy se cumple el calendario de obras marcado, la demora inicial de los trabajos acumulada durante el movimiento de tierras (causada por un subsuelo demasiado rocoso) retrasará finalmente el plazo de ejecución.

La demora también pospondrá a su vez varios meses la llegada de los primeros reclusos prevista para final de año. Al respecto, una portavoz de Instituciones Penitenciarias, también precisó ayer que al tratarse de una cárcel de nueva construcción, el centro no entrará en funcionamiento plenamente hasta que finalice el periodo de adaptación de los trabajadores y funcionarios que prestarán servicio en la instalación, así como del equipo directivo. Se calcula que en la cárcel de Menorca, con una capacidad de 200 plazas, trabajarán alrededor de 150 personas, entre funcionarios y personal contratado. El equipo directivo no se conocerá hasta poco después de la finalización de los trabajos.

La cárcel de Maó, diseñada por el arquitecto Ángel Fernández Alba, se levanta sobre una parcela de 13.953 metros cuadrados y dispondrá de cuatro edificios rodeados por un muro perfectamente visibles en la actualidad según muestran las fotografías. Tendrá 92 celdas para internos, con una ocupación máxima de dos personas por celda, más 38 complementarias. El complejo dispondrá de enfermería, una biblioteca, varias aulas, lavandería, almacén, cocina, habitaciones para visitas íntimas y de familiares, así como oficinas y zonas de control.

El perímetro exterior será vigilado por la Guardia Civil. El presupuesto de la prisión asciende a 30 millones de euros y aunque el proyecto surgió inicialmente como centro de inserción social, dado el problema de espacio en los calabozos municipales, finalmente se modificó hasta convertirse en una cárcel. Previsiblemente la prisión albergará a los más de sesenta presos menorquines que actualmente ajustan cuentas con la Justicia en centros penitenciarios de Palma y en otros centros de la Península.