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Agradecida por el gesto hacia la Fundació per a Persones amb Discapacitat, pero sorprendida por la decisión de vender todo el patrimonio inmueble heredado. Así se manifestaron ayer la alcaldesa de Ciutadella, Pilar Carbonero, tras conocer los detalles de la herencia de Balada.

La alcaldesa, de entrada, se muestra extrañada por no haber recibido ninguna respuesta de la Casa Real a su carta antes de que se comunicara la concreción de la herencia, "porque se nos había dicho que nos tendrían en cuenta". Además, en relación a la decisión de vender los inmuebles, Carbonero apunta que "en Ciutadella hay necesidades sociales, culturales y de otros tipos. Creo que la decisión de la venta debería ser objeto de una reflexión muy profunda, puesto que además de los edificios, hay patrimonio mueble en el que me consta había asociaciones y entidades interesadas". De hecho, la alcaldesa manifestó ayer su voluntad de mantener algún contacto con la Casa Real para tratar este tema.

A pesar de esta primera consideración, la alcaldesa también añade que "en los detalles de la herencia también se puede comprobar que han sido muy respetuosos desde el punto de vista social, y hay que poner en valor el gesto hacia la Fundació de Persones amb Discapacitat, algo que demuestra la voluntad de la Casa Real de destinar gran parte de la herencia a fines sociales".

El presidente del Consell, Marc Pons, coincide en destacar el gesto hacia la entidad menorquina. "Desde el máximo respeto hacia la decisión libre adoptada por la Casa Real, creo que es de agradecer el gesto hacia la Fundació, y reconocer la sensibilidad de la institución en este sentido hacia una entidad que implica a todas las instituciones menorquinas y entidades para discapacitados y que nos convierte en modelo en todo España". Pons no quiso entrar a valorar la decisión sobre la venta de los inmuebles hasta conocer con mayor detalle la herencia del ciutadellenc.

TORRES, MÁS CRÍTICO
Más crítico que Pilar Carbonero y Marc Pons se mostró Joan Lluís Torres, conseller de Cultura. Para él, la decisión de vender todos los edificios, incluida la farmacia Llabrés, es desacertada. "Se ha perdido una oportunidad única para que parte del patrimonio tuviera una reversión hacia lo público. Cierto que aún es posible comprar el inmueble, pero no será tan fácil como si éste hubiera llegado a manos públicas a través de un acuerdo con los Príncipes", apunta el conseller.

Torres critica también las formas con las que se ha adoptado la decisión de vender todo el patrimonio inmueble heredado de Balada. "No ha habido consultas con el Consell, ni tampoco han tenido en cuenta los escritos que nosotros les habíamos remitido. Es una lástima que desde la Corona se tomen decisiones como estas sin tomar en consideración a los ciudadanos de Menorca y a las instituciones que los representan", concluye.

De todos modos, y aun cuando la farmacia Llabrés fuera vendida y pasara a manos privadas, Torres garantiza que su protección está garantizada, puesto que la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) garantiza la pervivencia de los objetos que hay en su interior, sea quien sea su propietario.