Libros de todos los colores, múltiples tamaños y para todos los gustos; rosas como marca la tradición de Sant Jordi y lluvia, mucha lluvia. Ésa fue la tónica de la jornada de ayer, en la que en la zona de Levante se vieron afectadas gran parte de las actividades programadas para el día del libro. De hecho, en Maó ni siquiera se montaron los puestos de venta en la calle. En cambio, sí lo harán hoy durante todo el día si el tiempo mejora, tal y como está previsto.
La jornada comenzó bien para los políticos del Consell, que cuando acudieron al pleno se encontraron con un regalo sorpresa en sus mesas, la última novela de Joan Pons, "La Casa de Gel", título que está llamado a convertirse en uno de los más venidos de este fin de semana, según apuntan los libreros, quienes por otra parte ven ya casi como "triunfador" de la feria a Arturo Pérez Reverte con "El asedio".
Pero además de las novedades, citas como las que se celebran este fin de semana son idóneas para recuperar títulos del pasado. Y este año las recomendaciones de algunos participantes pasan por prestar la atención que se merecen dos figuras que nos dejaron este año, Miguel Delibes y J.D. Sallinger.
En Ciutadella hubo suerte y por la tarde no llovió. Así, la Plaça de la Catedral acogió la lectura del pregón de la fiesta del libro durante un acto en el que participaron ocho jóvenes de los cuatro centros de Secundaria del municipio. Cada uno de ellos trasladó al público asistente su experiencia con los libros. A modo de colofón, el último de los estudiantes clausuró la cita con el siguiente mensaje: "La literatura nos permite soñar despiertos".
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