Imagen de la simulación del rescate de un vehículo que había caído al mar llevado a cabo esta mañana por los efectivos de la Unidad Militar de Emergencias en Cala Galdana. - Cris

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Los (pocos) turistas que esta mañana intentaban descansar en Cala Galdana se vieron sorprendidos por helicópteros, buques de Salvamento Marítimo y de la Guardia Civil, militares, bomberos, agentes protección civil, policías... Vamos, que debieron pensar que el mundo se acababa, pero no. Se trataba de un simulacro de una emergencia provocada por una hipotética borrasca muy profunda que provocaba vientos huracanados y lluvias torrenciales.

300 efectivos participaron en el simulacro, el segundo que realiza en Menorca la Unidad Militar de Emergencias, y que pretendía coordinar todas las fuerzas que intervienen en una operación de este calibre. El resultado, según la consellera de Interior del Govern balear, Pilar Costa, ha sido tremendamente positivo, "puesto que la coordinación ha sido muy buena y el ambiente, inmejorable": Rescate de una embarcación incendiada, barreras para evitar contaminación del agua marina por un derrame de combustible, personas que habían quedado aisladas en un restaurante y debían ser rescatadas por vía aérea, coches sumergidos en el torrente, personas atrapadas en el interior de vehículos...

Multitud de situaciones que fueron resueltas una tras otra por los agentes desplazados.
Situaciones que, según el responsable en Balears de la Agencia Estatal de Meteorología, son altamente improbables en Menorca. "Alertas rojas se producen una vez cada diez o veinte años", explicaba. No obstante, tanto Jansà como los responsables de la UME y de las administraciones, coincidieron en señalar que vale más ensayar en la ficción que no tenerse que topar de bruces con la realidad y no estar preparados.