Cristina Gómez, ayer frente al Consell de Menorca. | Josep Bagur Gomila

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Cristina Gómez se ha convertido en la ‘superviviente' de Podemos en las Islas. Tanto que, de ser la voz crítica y la candidata contra el aparato dentro del partido, ha pasado, en solo unos años, a erigirse en la única diputada de la formación morada en el Parlament. «Tras dos mandatos en el Consell, ésta debía ser mi última etapa en política pero, desde el domingo, ya hay quien quiere quitármelo de la cabeza», asegura.

No oculta el «absoluto desastre» que han supuesto los comicios para Podemos, de quien se resiste a pensar «que haya muerto. En todo caso ha dejado de ser una alternativa al tradicional bipartidismo, que se consolida». Lo que no quita que, según ella, toque afrontar una necesaria «autocrítica y renovación interna». «No es un consuelo, pero el porcentaje logrado en Menorca, y también en Eivissa, ha sido mucho más alto que en Mallorca, donde Podemos ha desaparecido».

La todavía responsable de Vivienda y Servicios Generales del Consell tiene una lectura clara de las causas que han motivado el brusco viraje a la derecha en las elecciones. «Ha sido una debacle a la izquierda del PSOE porque Més, que iba a dar el sorpasso, también ha retrocedido. Ha habido una abstención temeraria y de protesta, que ha hecho que la gente se quedase en casa. Y eso ha ocurrido porque los partidos se pasan el día hablando de ellos mismos, en lugar de hacer aquello para lo que te eligen: salir a la calle y reivindicar mejoras».

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Aún así, la consellera en funciones admite que «no esperábamos tal tsunami, ni mucho menos en Menorca», donde «me sabe mal que, por solo 32 votos, Nati Benejam no haya resultado elegida. Haber ganado yo el acta de diputada, viéndola a ella fuera, no me compensa».

«Las encuestas de nuevo no han acertado», remarca Gómez, quien compara su suerte con la del presidente del Estado, Pedro Sánchez, que ayer mismo convocó elecciones generales anticipadas en julio. «Le entiendo. Con tanto cambio en las comunidades, habiendo caído Valencia, Balears… quiere saber el suelo que pisa. Así que ha decidido jugársela todo a una. Pero él tiene audacia y, como a mi, las carambolas le suelen salir bien. Se marcó un todo o nada en las primarias y ahí sigue. Como yo».

Del nuevo panorama político en Menorca y Balears, Cristina Gómez teme sobre todo «la involución que puede haber en el modelo territorial pero, especialmente, entre las clases populares. Me preocupa que, como ya hicieron en el Govern Bauzá, desmantelen los servicios públicos». Y advierte que «pueden venir cosas peores» que lo vivido en Educación con el decreto del TIL. «Hasta nos parecerá anecdótico que alguna clase se haga en castellano. Eso será lo de menos». Y, aunque da por hecho de que «la sociedad no lo permitirá», asume que toca «respetar» el dictado de las urnas.

Sobre Dolfo Vilafranca, futuro presidente, Cristina Gómez cree que «el PP incluyó a cierta gente en su lista para que ese partido no entrara pero, teniendo ya a Vox dentro, dudo que el modo soft de su acción política dure mucho».

El apunte

Un pacto previo al 28-M reparte el cargo de diputada entre Podem y EU

Podem Illes Balears y Esquerra Unida acordaron, antes de las elecciones, que si la coalición conseguía un diputado por Menorca ocuparía el cargo dos años Cristina Gómez de Podem y los otros dos José María García García de EU. La única diputada de UP que formará parte del Parlament tras el 28-M ha comentado que el acuerdo, que no ha visto pero que conoce, se hizo pensando que UP conseguiría representación en la mayoría de las instituciones, por eso contemplaba que todos los diputados de Mallorca serían de Podem, un cargo en Eivissa sería para Esquerra Unida y el de Menorca se repartiría entre los dos primeros de la lista. Cristina Gómez comenta que la realidad ha cambiado y que ha de analizarse si, en la situación de una única representante en el Parlament, tiene sentido mantener el criterio pactado.