Conxa Pons, en una fotografía utilizada para promocionar su debut en el mundo de la literatura, y la portada de su libro. | Andreu Mascaró

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En casa de Conxa Pons nunca hubo libros, pero la familia regentaba un bar y tenía acceso a muchos periódicos, y ella, cuando empezó a leer, siempre corría a ver las viñetas. En el piso de arriba proyectaban películas los fines de semana, y así comenzó su por pasión por el cine. La lectura y el séptimo arte despertaron en Pons un espíritu fantasioso al que ha dado salida a través de la que es su otra gran pasión de toda la vida, la escritura. Una faceta que ahora es pública, cuando a sus 82 años acaba de editar su ópera prima, la novela «Solatges».

Explica que el libro nace de un «pequeño» taller de escritura. «Creo que todo el que escribe ha de ser primero un gran lector, un buen observador. Un escritor tiene que buscar el silencio, saber escuchar y aceptar sentir». Receta que ha aplicado para un libro que define como «un paseo del brazo de las mujeres del siglo XX por las calles de Ferreries», su pueblo natal, aunque podría ser cualquier otra localidad de la Isla.

«La idea inicial era hablar de mis padres, pero a medida que pasaba el tiempo, todo aquello que tenía grabado en la memoria fluyó como un 'encís', como un pozo sin fondo». Lo que escribe de la familia está basado en hechos reales, pero también ha recurrido a la autoficción. Todo ello con el propósito de «dignificar la figura de las mujeres, sobre todo de una que creo que se le trató bastante injustamente». Está hablando de una amiga y vecina suya, «la prostituta más conocida de Menorca el siglo pasado», principal protagonista de la obra.

Imagen del acto de presentación del libro en Ferreries.

Hace años que Conxa escribe, de hecho «Solatges» lo terminó en 2022, pero hasta ahora no se había atrevido a publicar. «Escribir para mí es una liberación, una terapia. La escritura, como la música, la pintura y otras artes, sin hacer ruido, permite expresar, denunciar todo aquello que hace mal al alma», concluye Pons, quien confiesa que siempre le ha gustado más «soñar que vivir».

El apunte

Un trabajo «con lágrimas», pero con el que se siente muy feliz

«Solatges», una novela autoeditada y tiradas modestas, se ha convertido en un pequeño fenómeno en Ferreries. En total se han despachado 250 ejemplares y está en camino una tercera edición. El trabajo está gustando y Pons se siente feliz. «Ha sido una sorpresa. Estoy muy agradecida y contenta por la acogida que ha tenido. Ir por la calle y encontrar vecinas que te dan las gracias por la lectura, no tiene precio», apunta.Sin embargo, el camino no ha sido fácil. Aunque también ha disfrutado del proceso, «he llorado más de una vez», reconoce, «he reído, pero en toda la novela hay bastantes lágrimas», concluye.