Gabino Diego sobre las tablas interpretando el rol principal de una obra con la que lleva dos años de gira. | Joseph Hernandez

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Gabino Diego (Madrid, 1966) entró en el mundo de la interpretación por la puerta grande. Tras su debut hace 40 años en el cine con «Las bicicletas son para el verano»,      participó en títulos tan reconocidos como «El viaje a ninguna parte», «Amanece que no es poco» o «¡Ay Carmela!», cinta esta última por la que ganó un Goya. Sin embargo, desde hace unos años, su vida está ahora en el teatro. Este viernes (22 horas) estará en Ciutadella, en Teatro Ukalari Menorca Calós, como protagonista de «La curva de la felicidad».

Una obra que sigue dando guerra veinte años después de ser estrenada. ¿Cuál es el secreto del éxito de la pieza?

—La vi como espectador dos veces y me pareció muy fresca. Es una función que ha ido ganando con el tiempo, se han ido inventando gags y creando otras situaciones partiendo del texto de Eduardo Galán y Pedro Gómez. Creo que no pasará nunca de moda porque habla de la crisis de los hombres cuando alcanzan una cierta edad. Es el drama de toda la vida, creernos que todavía somos jóvenes, que el tiempo no pasa por nosotros, de eso va la obra, pero todo en un tono de humor. La función es divertida y esa es la clave del éxito.

Parece que esa crisis vital se va retrasando con el tiempo…

—Yo he tenido crisis siempre, a los 20, 30, 40 (risas). Siempre hay un momento de crisis, pero a lo mejor sí que es verdad que los 50    de ahora son los 40 de antes.

¿Se siente identificado de alguna forma con el papel que interpreta?

—Hay situaciones del protagonista las he vivido, como la separación. El personaje me va como anillo al de dedo (risas). Pero, por otro lado, la función también habla de la necesidad de tener un piso donde vivir y un techo. Todos los personajes de la obra tienen esa necesidad y acaban viviendo juntos. En el fondo son cuatro peterpanes, esta función habla del peterpanismo, de ese querer no envejecer nunca y creer que vas a poder seguir conquistando jovencitas toda la vida, pero es un engaño.

Dice que ha pasado crisis en todas las décadas y a la vista está que las ha superado. Con la experiencia que eso da, ¿qué diría Gabino Diego que es la felicidad?

—El secreto de la felicidad es disfrutar cada momento y agradecer lo que uno tiene. La felicidad también es cuando superas    las adversidades. La vida está llena de problemas, pero hay que aceptar las cosas.

¿Podemos decir en ese sentido que el teatro es el refugio de Gabino?

—Sí, siempre es el refugio de los actores. Pase lo que pase, siempre puedes montar una obra y actuar para el público.

¿Cansa un poco la comedia?

—Con el tiempo me he dado cuenta de que yo tengo que estar haciendo comedia. No hay cosa más maravillosa que hacer reír a la gente, eso me hace muy feliz. Por otro lado, ¿qué es una comedia y qué es un drama?. Si ves «El apartamento» de Billy Wilder lo clasifican como comedia, y para mí es un drama enorme. En «La curva de la felicidad» mi personaje lo está pasando mal’, le ha dejado la mujer, le ha dicho que hay que vender el piso, él no se quiere ir… Todo eso produce risa, pero los personajes lo pasan mal. Toda la comedia que he hecho en mi carrera siempre han sido personajes que sufren, pero que hacen reír por la situación.

Hace mucho que no le vemos ‘sufrir’ en la pantalla grande…

—En el teatro puedo hacer papeles que nunca me ofrecerían en el cine. Pero tampoco es que tenga muchas ofertas para hacer películas, prácticamente casi nada. El que siempre ha sido fiel    conmigo ha sido el teatro. Ha cambiado mucho la industria, pero sigo trabajando como actor, que es lo importante.

Metido en giras, como la de la película «El viaje a ninguna parte»…

—Es curioso, cuando hice aquella película, o «¡Ay Carmela!»,    envidiaba mucho a los actores de teatro, porque es lo que me apetecía hacer, viajar por toda España actuando. Yo ahora soy feliz sabiendo que voy a actuar en Menorca, no puedo ser más afortunado. El Teatro me gusta mucho, y si tuviera que elegir, me quedaría con él. Pero es verdad que en mi carrera soy más conocido por el cine.