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Noche de estreno en la Plaça de la Catedral. Alfombra roja y un photocall, pero todo de estilo muy mare nostrum. El festival Internacional de Cinema Mediterrani inauguró ayer una nueva edición, la séptima de su historia, y camina firme hacia el objetivo de convertirse en uno de los grandes acontecimientos culturales del verano menorquín. Una muestra de cine con denominación de origen, en la que el mensaje social tiene más peso que el glamour.

Una cita que apuesta por un cine como el de «Bande de filles», una película que inauguró ayer la que sin duda es la edición más ambiciosa hasta la fecha de la muestra con la presencia de una de sus protagonistas, la joven actriz Karidja Touré. Un cine que suele quedar fuera de los grandes circuitos comerciales pero que sin duda tiene gancho suficiente para hacer un festival de éxito. Y en ese sentido, reconocen sus responsables, que no solo aspiran a seguir creciendo en volumen de actividades, sino también en púbico.

El objetivo para esta edición que se prolongará hasta el próximo sábado, con 61 películas y cortometrajes firmados en 15 países diferentes, es seguir creciendo, y rebasar el récord de 4.000 espectadores del año pasado. Para ello han preparado una completa oferta en el que además de las proyecciones cinematográficas, han programado conciertos, talleres y actividades para los espectadores más jóvenes.