Intriga y humor en casa de los Lázaro

Estas fueron algunas de las palabras con las que la escritora Mercedes Abad describió este nuevo libro de Pedro J. Bosch, un médico oftalmólogo tan aficionado a su profesión como a las letras. Fue en el acto de presentación que se celebró ayer en la Biblioteca de Maó, y para el que se contó también con el editor de «Es Diari» , Josep Pons Fraga.

El autor, que agradeció «la fe del carbonero» que ha demostrado el diario «Menorca» con la publicación del libro y que alabó también la gran portada que ha creado el dibujante Zaca, confesó que «mi primer objetivo al escribir es divertirme, porque si no disfrutas no conseguirás que disfruten los demás con la lectura».

Bosch dio pistas muy claras sobre la historia que cuenta en el libro afirmando que «soy de los que me interesan las relaciones humanas, me interesa la familia, porque es como un iceberg, y a mí me gusta buscar en lo sumergido».

Y eso es lo que sucede en «La extraña desaparición de Paco Lázaro», donde, según Mercedes Abad, el autor logra una historia trepidante «llena de giros sorprendentes que enganchan de principio a fin, con desapariciones, apariciones y el secuestro de un cordero».

Primero, Abad se refirió a los personajes tan «bien urdidos» que Bosch introduce en la historia, con la familia de los Lázaro y los hermanos Pedro, Jorge y Lola al frente. Pero por encima de ellos destacó uno «que se los come a todos», la criada de los Lázaro, Antonia Ponsetí. «Un personaje maravilloso e inolvidable», sentenció la escritora.

La trama policíaca -con la desaparición de Paco Lázaro- se conjuga con gran destreza con la ironía y el humor. Es ahí donde aparecen situaciones «anecdóticas», como el secuestro del Be en el Dia des Be, en Ciutadella, y retrata el «enfrentamiento literario entre la ciutat de llevant y la ciutat de ponent», apuntó Abad. Sin embargo, «lo mejor de la novela es su final», ya que «el autor aporta los motivos de todos los personajes para actuar como lo hicieron, incluso el más malo». Así se resuelven «todas las tramas y subtramas, menos una, porque en la vida no se puede alcanzar el conocimiento absoluto», concluyó Abad.