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Reconoce al maestro Mingote como un modelo a seguir. El bagaje artístico de Enric Arenós "Quique" (Vila-real, Castelló 1941) se calcula en viñetas. El dibujante ha hecho del humor gráfico su vida. Durante un tiempo ha publicado en este rotativo, tan solo uno más de la vasta tribuna pública donde -en más de 60 periódicos y revistas nacionales- ha hecho carrera. Incombustible, a sus 70 años, cumple medio siglo dibujando.


Con 26.000 chistes publicados y 50 años de trayectoria, ¿cuál es el secreto de su ingenio?
Mi padre me lo decía: "Ingéniatelas cada día". Yo se lo he transmitido a mis hijos y ellos a los suyos. Por tanto ha dejado de ser un secreto. De todas maneras 26.000 dibujos divididos entre 50 años sale a 1,42 chistes al día. Tampoco es para tanto.

¿Cuál es su remedio ante uno de esos días de poca inspiración frente al papel en blanco?
Un papel en blanco siempre es un abismo en el que hay que sumergirse. Hay días que uno dice: "Si me muriera ahora, qué felicidad". Pero como la muerte no llega, hay que manchar el papel como sea, unas veces empezando por el dibujo sin saber qué dirán los personajes y otras, por el texto, sin vislumbrar cuál será el dibujo.

¿Uno tiene que hacer de tripas corazón para abordar de manera gráfica según que temas sociales?
Siempre hay que tomar distancias, porque desde la cercanía solo puedes indignarte y farfullar incongruencias. Hay temas que desgraciadamente te abocan al humor negro, pero debes hacer una pirueta para conseguir una reflexión que nos haga más humanos.

Es muy curiosa la historia de que haya recibido el Primer Premio del III Salón del Humor de Ciutadella en 1971. Luego el tiempo lo volvió a ligar a la Isla con su publicación periódica en este rotativo.
Acababa de cumplir los 30 años, era las doce de la noche y me encontraba trabajando. Sonó el teléfono y la Alianza Francesa de Ciutadella me comunicó que terminaban de fallar el premio en cuyo certamen habían participado más de treinta dibujantes. Quién iba a saber que 40 años más tarde el Mediterráneo nos iba a unir de nuevo.

El pasado año se hizo con uno de los galardones más preciados del sector: el Premio Mingote. ¿Cómo recibió dicho reconocimiento?
El Premio Mingote correspondiente a 2010 se adjudica al mejor chiste publicado en la prensa y que haya participado en dicha convocatoria. A mí me lo notificó Catalina Luca de Tena, editora de "ABC", y mi satisfacción fue cuádruple: porque era el "cum laude" a mi trayectoria; porque desde la capital se tenía en cuenta a uno "de provincias" como yo; porque el premio llevaba el nombre del insigne Mingote y porque (¿lo digo?) incluía una suculenta cantidad en euros.

"La crisis es una moneda de dos caras:
dibujantes que la sufren y otros gracias
a la cual sobreviven. Creo que no debe
de ser el tema fácil y manido

de cada día"

¿Usted es de los que dibuja desde que tiene uso de razón?
Antes. A los pocos años conseguí uno de aquellos míticos premios de 10 pesetas que el tebeo "Jaimito" concedía a los mejores chistes dibujados y enviados por sus lectores y que, naturalmente, yo había copiado con descaro.

¿Quién le regaló sus primeros materiales de dibujo?
Mi hermano, un extraordinario dibujante que se dedicó a la ilustración, me surtió de plumillas y tinta china. Y de papel secante para no emborronar los dibujos.

¿Recuerda su primera viñeta publicada en un medio de comunicación?
Por supuesto. Era un guerrero de la India, copiado de unas aventuras del gran Jesús Blasco y que publicó la revista infantil "Yumbo". Profesionalmente fue en 1960. Se trataba de un chiste en catalán que publiqué en "Valencia Cultural". Se veía a un soldado solitario con el fusil al hombro que preguntaba a un señor: "Escolte! Ha vist passar per aquí un Regiment?".

¿Cómo vivió los tiempos de la censura?
Los medios de comunicación la tenían tan asumida que simplemente se convivía con ella. Desde el director hasta el último colaborador aplicábamos de forma consciente o inconsciente la denominada autocensura. Recuerdo que cuando los miembros del Opus Dei se hicieron cargo del poder en pleno gobierno franquista, intenté publicar en una revista de Madrid un chiste en el que se veía a varios señores en pleno rezo del rosario y que en vez de decir aquello de "Los misterios que vamos a contemplar en el día de hoy son los siguientes", decían: "Los Ministerios que vamos a ocupar en el día de hoy son los siguientes". Fue una osadía que acabó en la papelera. He podido recuperar algún original de la época con el dorso sellado con el visto bueno del Ministerio de Información.

¿De qué tema no se haría jamás eco en una de sus obras?
De todo aquello que denigre a los seres humanos, en especial a los más débiles, a los que sufren; que merecen, por el contrario, que se fustigue a los verdugos y a quien hacen ostentación del poder.

Con la crisis, ¿también son malos tiempos para su gremio o es la carne de cañón más suculenta como fuente inspiradora?
Es una moneda de dos caras: dibujantes que la sufren y otros gracias a la cual sobreviven. Creo que no debe de ser el tema fácil y manido de cada día. A ver si nos ponemos de acuerdo en mirar un poco más allá.

Un dibujante al que le hubiera gustado conocer.
Haría una lista de un centenar, vivos y muertos. De la mayoría he logrado algún original que miro y remiro para atrapar todo su poderío. Entre los actuales me quedo con Mingote, especialmente por su versatilidad y dominio del arte de dibujar.