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Mientras la política deshoja la margarita sobre el futuro del Ministerio de Cultura -"lo quiero, no lo quiero..(?)"-, se me ocurre otro modo de marear la perdiz del estrenado mes de septiembre.

Mi lista postvacacional de buenos propósitos existenciales (todos sabemos que los bronceadores y las sombrillas se comen el juicio) está encabezada por el pensamiento positivo. Mentalidad con la que pretendo retorcer el actual prisma informativo en beneficio de notificaciones más provechosas que, al menos, no dejen tan maltrecho nuestro intelecto emocional.

Así que puestos a marear la dichosa perdiz, ¿por qué no hacerlo con un entendimiento atestado de buenas noticias?. Por mis nuevos lares de raciocinio me quedo con la nominación de Icíar Bollaín ("También la lluvia") y Jaume Collet-Serra ("Sin Identidad") al Premio de Cine Europeo del público. Con el estreno de la nueva película de Almodóvar, "La piel que habito" que, con urticaria o no, devuelve a la gran pantalla al genio que, pese a serlo, no es profeta en su tierra. Con el nuevo ensayo de Carlos Fuentes, "La gran novela latinoamericana" (Alfaguara), un pulso en manos de un maestro. Con el hallazgo en Chiapas de un palacio maya con más de 2.000 años de antigüedad, porque aunque no lo creamos aun nos queda mucho por ver. O con la recuperación de un Rubens robado en Bélgica hace 10 años, "La caza del jabalí de Caledonia" (1618), sobre el mito de Ovidio quien, por cierto, acuña la frase: "No se desea lo que no se conoce". Nada más acertado pues, como de lo que se come se cría, suprimamos la perdiz del menú e incluyamos un buen plato de sopa de letras. Una de esas viandas literarias que reconfortan el espíritu mientras esperamos a que los demás se harten de armar bronca.