TW
0

Esquiva un primer encuentro, en parte por timidez, por pereza a salir en los medios... pero una vez logras acercarte a Iñaki Sampedro se abre cordialmente a una conversación amena e interesante. El viaje, la literatura, el arte... los materiales, las técnicas, los escaparates... este leonés de nacimiento, asturiano y vasco de familia, cuenta con 57 años bien llevados y conserva el espíritu que de muy joven lo lanzó a canalizar su creatividad para subsistir, "llevo toda la vida en ello, aprendí de manera autodidacta" dice.

Su doble faceta de artista y empresario le ha funcionado muy bien, especialmente sus bolsos pintados a mano se han hecho famosos, aunque para él, cuando echa la vista atrás, le pueda parecer un poco caótica, "decidí abrir tiendas porque pensé que era más fácil que ir cobrando de los clientes, ahora las voy cerrando". La de Ciutadella, que empezó siendo "Azabache" cumple ahora 25 años como "Iñaki Sampedro" y tiene y ha tenido tiendas en Maó, Barcelona, Tarragona, Madrid, Bilbao, Málaga... "empezamos a crecer sin querer, lo haces inconscientemente y ahora lo que estoy es sumergido entre papeles y peleándome con los bancos, lo que más me molesta". Sus tiendas han sido algo más que la fórmula para dar salida a sus productos, él mismo diseña desde el mobiliario, hecho siempre en forja, hasta los escaparates con los que se ha divertido de lo lindo, muchos temas de actualidad le han servido de inspiración para crear auténticas instalaciones, como la clonación, la introducción del euro, el chapapote o una tormenta en Punta Nati.

"A los dieciocho años decidí marcharme a Eivissa donde se vivía el movimiento hippy en todo su esplendor". Se fue en busca de las islas, del Mediterráneo, de un lugar donde poder extender todo su potencial y así lo hizo durante cinco años. Regresó a Asturias, montó su primera empresa y viajó por Sudamérica, la India, estuvo también en Madrid hasta que descubrió Menorca donde recaló hasta hoy, hace 29 años. "Encontré en Menorca tranquilidad. Cuando yo llegué no había casi nada, ni las rotondas que ya eran frecuentes en Eivissa, sólo unos pocos hoteles. Había playas, en pleno agosto, donde no había nadie". Y le gustó, se encontró a gusto especialmente en Ciutadella, tan acomodado está que ir hasta Maó le produce la pereza natural que a los menorquines les da cruzar la Isla.

Iñaki Sampedro se divierte con lo que hace, "a todos sus bolsos les pone nombre de mujer" comenta Marta que trabaja con él en su tienda. "Es verdad, a cada pieza le pongo un nombre, ha habido veces que ha funcionado bien la mujer y no el bolso y al contrario..." comenta divertido, "una vez estaba sumergido en una nueva colección y me daba la risa porque preveía lo bien que se iban a vender así que los bauticé como "jaja, jeje, jiji, jojo, juju" y gustaron, de vez en cuando los producimos de nuevo". Sus bolsos pintados a mano con una técnica secreta propia de la firma son auténticas obras de arte que derrochan color en dibujos geométricos y abstractos, a veces figurativos en forma de flor, que se transparentan sobre la piel cual acuarelas acabadas de pintar. La calidad sigue siendo requisito básico "produzco en Calcuta, pero la calidad es otra, me gusta producir aquí pero de cada vez hay menos fábricas lo que se convierte en un problema".
Ahora se encuentra trabajando en una serie sobre Mondrian, sus bolsos son habituales de la Thyssen, y lo hace junto al pintor Enrique Mestre, "ha estado un año viajando por Asia y la colección resultante es impresionante" comenta orgulloso. Por tiempo llegó a tener un equipo en Menorca importante. Empezó con Nadia Rabosio, con la que ha colaborado durante muchos años desde la primera tienda que abrieron, "Azabache", dedicada a la joyería, otra de las pasiones de Sampedro. Al incrementarse el trabajo se unieron a él Sisi Armengod, Isabel Sánchez y Enrique Mestre.

Lo de Iñaki es extenso y grande. Ha hecho joyería, ha trabajado mucho con pieles pintadas y cosidas artesanalmente, también lo ha hecho en dirección artística junto a su hermano que se dedica al cine, y para la escultura se traslada a las montañas de la Cerdanya pirenaica donde el frío de la blanca nieve contrasta con el fuego de la forja lo que le atrae particularmente.

En su taller almacén, como él lo define, Iñaki Sampedro guarda algunas cajitas de una exposición que hizo en Sa Nostra que se tituló "Cases, capses, coses i dones" (1997), como "El pescado original", cajitas de madera que enseñan todo lo que hay dentro de Iñaki Sampedro.