Escuecen las derrotas siempre y escuecen más cuando hay ilusión y confianza en llegar a una meta esperada y no sólo se produce todo lo contrario sino que, además, se ofrece una imagen que, por momentos, no gustó nada. A pesar de que desde el club nadie lanzó nunca las campanas al vuelo -la misma capitana Esther López indicó en la previa que "no se ganan títulos con titulares de periódico"- sí que es cierto que por plantilla y por trayectoria, el Valeriano Allés debía haber llegado, como mínimo, a la final de Copa.
Pero no lo hizo y el golpe, como es lógico, ha dejado huella en el colectivo. Desde muchos sectores se ha calificado la eliminación como "fracaso" y, aunque desde el club se ha huido de este adjetivo, sí es cierto que la forma en la que se produjo despertó reproches: se desaprovechó un 2-0 a favor y el equipo paulatinamente fue sufriendo una falta de respuesta contundente ante un Haro que fue de menos a más. Y es el mismo equipo al que se le ha ganado dos veces en Superliga.
El técnico Chema Rodríguez es muy sincero al responder a los "porqués" de todo. "No nos vamos a engañar. Estamos fastidiados. Pero a partir de ahí, lo que toca es analizar y trabajar. Entre otras cosas porque el sábado tenemos un partido importantísimo de cara a afianzar el primer puesto y el factor cancha en el play-off. No hay mucho margen". Cierto porque el rival, Murillo, es la otra gran plantilla y viene, de darse otro batacazo porque es el perdedor de la Copa... y también era favorito.
Lo del sábado "quiero pensar que es algo anómalo, circunstancial. Una vez pasado todo, lo hablamos cara a cara tras el partido, y superarlo entra dentro de la gestión de un estado anímico bajo. He visto a la gente tocada, pero nadie dijo que esto sería fácil", indica un técnico que no huye de su responsabilidad: "el máximo responsable soy yo, pero cada una sabe qué paso y dónde falló".
Entonces, ¿qué falló?. "Fuimos bajando paulatinamente. Ganamos los dos primeros sets, pero había una sensación de que no íbamos bien, y nos dejamos atrapar por la sensación contraria que mostraba el rival. El Haro fue al revés, de menos a más".
En lo que respecta al juego, "en el tercer set su saque nos hizo mucho daño, y en el cuarto fue peor. Es cierto que el equipo hizo un sobreesfuerzo y se metió a finales del cuarto, pero no íbamos, no podíamos... y después ya fue tarde".
Rodríguez insiste en el estado de ánimo, y no quiere referirse a si faltó liderazgo en los momentos clave, si faltó que las jugadoras con peso en el equipo dieran un paso adelante. Más de uno, por ejemplo, pensó en que la experiencia de Sabrina Duarte pudiera haber dado alguna respuesta. "Eso depende. Insisto en los estados de ánimo concretos, en cómo se recupera eso. Es cierto que Sabrina tiene experiencia, pero en el partido del sábado, tal y cómo se puso y en lo que se necesitaba, Sabrina, por sus características, creo que no era la respuesta".
El manchego vuelve a referirse a las sensaciones. "He leído un montón de veces 'El Valeriano no tiene rival este año', y siempre hemos pensado en ganar, pero si tienes una pájara como la del otro día, te quedas fuera. Y eso no significa que seas peor que antes... Es un partido, pero es duro".
La presión externa "existe, y no se trata de descubrirlo ahora que hemos perdido, pero no sobra que se tenga que reflexionar también. Recuerdo que el año pasado ganamos la liga en un quinto set, y que ese mismo equipo perdió la Copa en un quinto set... Hay que ponderar las cosas, y hacer el balance al final de la temporada... Lo que toca es analizar táctica y psicológicamente, y trabajar, como siempre". Ese "como siempre" se tradujo ayer en el entreno vespertino una vez que hubieron regresado por la mañana del fatídico viaje a Salou. El Valeriano está dolido, pero busca recuperar una rutina la misma de cuando gana. Porque es el mismo equipazo de siempre.
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