Lágrimas de alegría. El Valeriano, con el espónsor en la pista, sonrió por una vez ante el Murcia - Photodeporte

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El título se decidirá en Ciutadella tras la gesta protagonizada ayer por el Valeriano Allés. El equipo de Chema Rodríguez, que el día anterior había dilapidado un 0-2 de ventaja, forzó el quinto encuentro tras remontar dos sets y salvar dos pelotas de partido en el tercero. Con todo en contra, las bermellonas se levantaron y poco a poco fueron golpeando anímicamente al CAV Murcia 2005, que presenció impotente la reacción de las insulares y comprendió porqué se merecen el título, por no perder nunca la fe y creer en la victoria en todo momento. Mención aparte para Kylie Atherstone, que con sus 35 puntos guió a las suyas hacia lo que parecía una quimera visto el primer tramo del partido, ganar el primer 'tie-break' a las peninsulares y demostrar que este equipo se crece en los momentos más difíciles.
Sin margen de error y con el golpe moral que supuso perder el viernes aún muy latente, afrontó el grupo el cuarto partido en el que salió decidido a por la victoria contestando al intercambio de golpes que planteó el CAV Murcia 2005 a través de la contundencia en el remate de Atherstone aunque las locales tomaron rápidamente las primeras ventajas gracias a su mejor hacer en la red (8-5 y 16-11). Trató de frenar la sangría y corregir posiciones el entrenador bermellón, Chema Rodríguez, solicitando un tiempo muerto pero la dinámica parecía la del día anterior y en un abrir y cerrar de ojos el Murcia consiguió el primer set (25-20).

Pareció mejorar la formación insular al inicio del segundo, disponiendo de pequeñas ventajas aunque sin conseguir marcharse y volteando el marcador las murcianas al alcanzar el primer tiempo técnico (8-7). El encuentro entró de nuevo en esa fase de igualdad que está caracterizando la serie (16-15), augurando un nuevo final ajustado. Los acontecimientos precipitaron que Rodríguez interrumpiera el juego por dos veces hasta igualarlo a 23. Janine Sandell salvó la primera bola pero falló en la segunda y concedió la segunda manga (26-24).

En la misma situación que su rival el día anterior, al Valeriano Allés sólo le quedaba apelar a la épica para tratar de conquistar un triunfo que se había puesto muy caro. Fue en ese momento cuando el equipo pareció liberarse de la presión que le atenazaba y empezó a jugar mejor. Aunque un 4-0 volvió a hacer sonar las alarmas en el banquillo bermellón, deteniendo el juego y buscando un revulsivo (10-7). Las de Ciutadella seguían sin fluidez en su juego y veían como la distancia era cada vez más amplia (15-11). Cuatro puntos consecutivos, con Atherstone como protagonista, dieron al equipo la confianza que necesitaba aunque Milagros Collar puso el 24-22 en el marcador entre los gritos de 'campeones campeones' del público. Atherstone salvó el primer punto de partido y Diana Sánchez el segundo, dando la vuelta al marcador y cimentando la posterior victoria (24-26).

El partido ganó en intensidad en el cuarto capítulo y las bermellonas empezaron a hacer sufrir a su rival, gracias a su mejoría en el saque, logrando además, su máxima ventaja en el partido (4-10). Atherstone era un ciclón en la red y las murcianas no daban abasto pero un parcial de 5-0 devolvió la igualdad (13-13). Las ciutadellenques volvieron a abrir brecha con tres tantos consecutivos (14-17) y Vita Prychepa se unió al recital de la ex del Benidorm para encarrilar y cerrar el set (18-25). El Valeriano había hecho lo más difícil, enviar el partido a la muerte súbita, a la que llegaba en clara línea ascendente.

El inicio no pudo ser mejor, con cuatro puntos consecutivos para minar un poco más la moral del rival y obligar a Venancio Costa a interrumpir el juego. Psicológicamente el equipo estaba mucho mejor que el Murcia y lo demostró en un epílogo final en el que la cabeza estuvo por encima de la condición física y los conceptos tácticos (4-9). Costa paró el choque con 7-12 pero el final ya estaba escrito, el título se iba a decidir en Ciutadella, lo que corroboró Duarte con un bloqueo en la red (9-15), que dio paso de nuevo a las lágrimas, aunque esta vez fueron de alegría.