Imagen de la competición realizada hace dos semanas en el polideportivo de Ferreries, donde Mariona González lograba finalizar segunda absoluta.

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«Nunca me había planteado competir, no estaba al tanto de las competiciones y no me veía lo suficientemente fuerte para ello pero el 2023 anunciaron que a lo mejor hacían una competición en mi rocódromo y mis amigos me animaron. Decidí ir a Inca a probar en la primera Copa Balear 2023, donde quedé tercera y eso me motivó a seguir compitiendo», nos desvela Mariona González Palliser (Es Castell, 24 años), una escaladora en plena progresión y que la semana pasada fue segunda en el ‘poli’ de Ferreries, en una nueva prueba balear.

Lo que empezó casi sin querer y compaginando rocódromo en su club Talayòtic Sant Lluís con las rocas de nuestra costa menorquina ha acabado en la competición de escalada en bloque, en la Copa Balear. «Me propongo principalmente darlo todo y sacar lo mejor de mí en las próximas competiciones, estar al cien por cien, no rendirme, mejorar, aprender, intentar pasármelo bien y sobre todo disfrutar haciendo lo que más me gusta y si eso trae buenos resultados, mejor que mejor», dice González. La insular confirma que cambia escalar en bloque que en la roca natural, «sobre todo si estás acostumbrado a uno de los estilos. En rocódromo las rutas están bien marcadas, con colores donde se ve por donde ir; en la roca la única pista que puede haber es el magnesio que a lo mejor ha dejado el anterior escalador», explica González, dando mucha importancia al factor psicológico. «En el rocódromo no suele aparecer ya que se considera un entorno seguro y controlado pero al aire libre suele tener un papel importante ya que puede ser una experiencia más desafiante por la altura, los diferentes tipos de roca, el entorno, el pie de vía o las inclinaciones», abunda la escaladora. Otro aspecto son las condiciones meteorológicas, «y lo que influyen en el estado de la pared. En el rocódromo eso no influye pero al aire libre sí, si hay mucha humedad, como en Menorca. El estado de la pared no es el ideal y lo dificulta».

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La escalada, un estilo de vida

La escalada tiene un papel «muy importante» en su vida, aportándole, «muchas cosas, sobre todo buenos momentos con mi gente. Gracias a la escalada he conocido a gente increíble, escalar lo es todo pero más si lo comparto con los míos. Me siento en mi salsa, feliz y motivada y más si mejoras en el proceso físico y mental». A veces, eso sí, «saca lo peor de mí, pero a fin de cuentas, eso es bueno porque me ayuda a gestionar y a crecer como persona», sostiene González, que se entrena tres veces a la semana de rocódromo, una de escalada libre y dos sesiones específicas de fuerza y/o resistencia, con ejercicios dentro y fuera del plafón». Los fines de semana, si se puede, toca salir a roca, ya sea hacer cuerda o ‘boulder’; y en verano, ‘psicobloc’», detalla.

En Menorca ahora para entrenar está la pared del ‘poli’ de Ferreries y el Talayòtic Monkeys, «dos sitios no muy grandes pero con lo básico para entrenar». A diferencia de fuera de la Isla, aquí se encuentran con un estilo de escalada más ‘old school’, «y eso se nota en las competiciones de otros rocódromos de fuera, ya que bloques y presas son más modernos y actualizados».

La menorquina, disfrutando de su pasión en las rocas de la costa.

Según esta plata balear, «para ser una buena escaladora, se tiene que ser constante y dedicarle tiempo y esfuerzo. Se debe ser fuerte física y psicológicamente, tener estrategias y saber visualizar; conocer tu cuerpo, saber respirar y descansar y aprovechar todos los conocimientos en los pegues», detalla la de Es Castell, que habla del momento de la escalada en Menorca. «En los últimos años está en auge y en el rocódromo cada vez se ve más gente nueva que empieza a escalar y luego al aire libre, juntando a toda la gente que escala en rocódromos, con cuerda, que hace ‘boulder’ o ‘psicobloc’, con unos que se lo toman más en serio y otros que van de vez en cuando. Hay bastante más gente escaladora de la que imaginamos», zanja.

«Probé un día sin saber muy bien dónde iba y aquí estoy»

En el caso de esta escaladora menorquina que ya demostró sus habilidades y posibilidades en la última cita en Ferreries, empezó a practicar hace unos cuatro años. «Un día cualquiera con mi ex pareja fuimos al Club de Escalada Talayòtic Monkeys de Sant Lluís a probar de escalar y sin saber muy bien qué nos encontraríamos y terminamos haciendo una clase de iniciación», recuerda González, quien añade para este diario que ese día, «no sabía muy bien si me había terminado de gustar pero había algo que me decía que tenía que volver. Y dicho y hecho, a la semana siguiente volví a otra clase y me enganché», señala la deportista de Es Castell. «Después fui a probar de escalar en las rocas y me enganché aún más, por lo que desde entonces no he dejado de escalar en ningún momento», exclama muy satisfecha de su pasión y de sus primeros éxitos competitivos en bloque.
Una Mariona González que, aparte de la escalada, desde muy pequeña ha practicado baile folclórico menorquín, siendo integrante del grupo Es Rebost, en el cual da clases de baile que compagina con su trabajo en su empresa familiar.