La nadadora, ayer desde su casa en Ciutadella, nos mostraba en su móbil el recorrido que hará: Estancia Khasa Parque a Yunyugo. | Siscu Pons

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Dijo recientemente a través de estas páginas la nadadora de Ciutadella, Tita Llorens, que a partir de ahora calibraría y se pensaría más sus próximos desafíos en aguas abiertas, consciente de su edad y de que su carrera deportiva va encarando su recta final. Sin embargo, la menorquina vuelve a ‘meterse’ en un reto de envergadura. Tita Llorens comenzará a prepararse en serio para el próximo mes de febrero– entre el día 8 y el 21– nadar en el mediático y conocido lago Titicaca, el lago navegable más alto del mundo– situado a más de 3.800 metros de altitud– y frontera natural entre Perú y Bolivia. O sea, que la ciutadellenca se ha puesto entre ceja y ceja unir estos dos países sudamericanos, como una nueva y particular aventuras en aguas abiertas y como siempre, sin traje de neopreno.

«Después de mucho pensar y mirar un reto que me pudiera hacer mucha ilusión, me he decidido por el lago Titicaca, una travesía que no se ha hecho demasiado a nivel mundial y que es muy compleja si no eres de ahí», expresaba ayer a este diario la menorquina, muy ilusionada por seguir agrandando su nombre en las aguas abiertas. «¿Características principales? Sobre todo, que deberé nadar a 3.800 metros de altitud, siendo el lago más alto del mundo y además es inmenso, comprendiendo espacio de Bolivia y Perú». La ciutadellenca, poseedora ya de grandes gestas en el mar como la misma Triple Corona Sudamericana misma en este otro lado del Atlántico, avanzaba que su idea es «unir estos dos países. El lago es inmenso y he decidido hacer la travesía de 20 kilómetros porque será muy complicada, tanto por la altitud como por la bajísima temperatura del agua, siendo muy fría y pese a ser verano cuando vaya, no está nunca a más de 16 grados de temperatura, lo que me complicará y mucho nadar, pudiéndome encontrar apenas 12 grados».

Ultimando ya detalles de programación para empezar a reparar el Titicaca, Llorens, ve como positivo la insular que ahora en Menorca entraremos en el invierno, «por lo que podré entrenarme en aguas a baja temperatura. Lo que no podré entrenar será la altitud pero como estaré diez días ahí, tendré tiempo de aclimatarme», piensa en voz alta. «Muy poca gente lo ha nadado y los pocos que se han atrevido ha sido con neopreno; yo tengo claro que será sin traje. Además, será una época de lluvias», prevé una ilusionada Llorens. «Busco travesías que se hacen poco y es más riesgo a veces y lo que me impone más es la altura, que aquí no la tenemos. Y la temperatura del agua, pero en Menorca podré entrenarlo aunque con más asiduidad de lo normal», señala, asegurando que estos 20 kilómetros, «por su dureza, será como nadar 40; no por las horas que haré, sino porque la altitud cansa más y las aguas frías desgastan aún más».

Muy pocos referentes previos

La primera mujer que cruzó a nado el Titicaca sufrió por lluvia, altitud y corriente. Patricia Farías explicó que con una buena preparación pudo soportar bien la falta de oxígeno en esta travesía de casi 20 kilómetros entre Copacabana (Bolivia) y Yunguyo (Perú), que completó en 4 horas y 40 minutos. ««Me costaba un poco respirar no solo por la altitud, sino también por la baja temperatura del agua, que oscilaba entre 10 y 12 grados», expresó en 2019 la brasileña.