365. Los días que han pasado desde que este menorquín alcanzó la gloria. En tanto tiempo han pasado muchas cosas y ha habido mil cambios, pero una memoria así no se olvida. Ese 3 de agosto de 2021 en Tokio, Joan Cardona se hizo con la medalla de bronce y un año después hemos querido homenajear tal éxito con su protagonista, contándolo él, en primera persona.
«Ese día y esa olimpiada fue increíble. Sin embargo, aún recuerdo esa semana como la más larga de mi vida. No la disfruté nada. Luego, cuando te subes al podio olímpico y ves lo que has conseguido, además tan joven… Es una competición como ninguna otra y el sueño por el que luchamos todos los deportistas, así que haberlo logrado fue muy especial», reconoce.
Con algo más de detalle, Joan recuerda cómo a mitad de competición se percató de la hazaña que estaba logrando y los nervios comenzaron a florecer: «Los tres primeros días navegué muy bien, salí a comerme el mundo, como si fuera una regata normal. Casi todos los que optaban a medalla llegaban sabiendo que podía ser su última oportunidad de conseguir medalla por edad. Conseguí empezar mucho más tranquilo que ellos, a pesar de la presión que era para mí ser en esos momentos el número 1 en el ranking mundial».
«Me puse segundo, muy cerca del oro, y después llegó el día de descanso. Ahí ya empecé a darme cuenta de lo que estaba haciendo y me empezó a costar cada vez más comer y dormir. Los dos o tres últimos días parecía que no iban a acabarse nunca. Ya no salía tanto al ataque porque tenía una posición que defender y al querer controlar tantas cosas, al final acabar navegando peor. No mal, pero menos libre que los primeros días», reflexiona.
Y es que, a pesar de la intrahistoria y todo el sufrimiento contra el que tuvo que combatir, Joan consiguió su medalla, algo por lo que ha peleado desde que a los nueve años compitiera por primera vez en un Campeonato de España y se enganchara de por vida: «Desde niño tengo claro que este era mi sueño, que quería seguir este camino. Todo lo que hubo que sacrificar mereció la pena».
Desde entonces, su vida «ha cambiado mucho». No tanto en cuanto a él…: «Joan Cardona como persona o mi día a día no ha cambiado nada después de ser medallista. Sigo siendo la misma persona y al final solamente he conseguido un logro, que era un reto personal, y la satisfacción y seguridad de haberlo logrado»... pero sí en cuanto a su futuro. La modalidad Finn, categoría en la que consiguió dicha medalla, ya no será Olímpica para París 2024, algo que, en su momento, no entraba en sus planes.
«Se sabía desde 2018 prácticamente y yo empecé a navegar en Finn en 2017. Mi idea era tener la mente puesta más en París que en Tokio, porque quedaba muy poco para esos Juegos y no me veía con tantas opciones de medalla. Y claro, cuando anuncian que va a dejar de ser una modalidad olímpica te planteas qué hacer, si me valía la pena seguir. Al final decidí ir con todo a Tokio y ver hasta dónde podía llegar. Menos mal que tomé esa decisión», afirma con ironía.
De todas formas, el cambio que se ha visto forzado a hacer no es lo que él hubiera preferido: «Hay mucho dinero por detrás de esa gente que vota. Mucho político y bastante corrupción, pero hay nada que se pueda hacer. El Finn llevaba siendo olímpico desde el 54' y si comparas el de ahora con el de antes no tienen nada que ver. Todos los materiales son diferentes y está todo muchísimo más innovado. Es como si comparases una MotoGP de ahora con una 500cc de aquel entonces».
Resignación por tener que dejar su modalidad, pero decisión y ambición es lo que muestra Joan de cara a su nueva aventura. Se cambia al Láser, en la competición de ILCA 7, y para ello ha necesitado hacer una transformación radical.
«Para Finn tenía que comer mucho y pasaba muchas más horas en el gimnasio. Ahora estoy con 10-15 kg menos de los que pesaba entonces. Estoy disfrutando de otras cosas, especialmente de la bicicleta, y también como lo justo. Es bastante importante saber los nutrientes que pongo en mi dieta para no tener pájaras cada entrenamiento que haga, y luego intento comer lo necesario para poder seguir rindiendo y no subir de peso», confiesa.
Más allá de su aspecto físico, Joan ha tenido que adaptarse a una modalidad totalmente diferente a lo que estaba acostumbrado: «Son barcos muy diferentes. En el láser todos llevamos el mismo barco y te dedicas a pulir la técnica, que es la única forma de sacar diferencias con el resto. Es mucho más ligero y no se puede remar libremente».
Todo este proceso de cambio y aprendizaje lo empezó a hacer de la mano de la Federación Española de Vela. No obstante, la relación se ha roto entre el regatista menorquín y la organización y Joan ha decidido «seguir la campaña por mi cuenta».
«He acabado muy quemado. Asier (director de Preparación Olímpica) y la junta que está ahora son una banda de mentirosos, básicamente. Van prometiendo cosas que luego no cumplen en absoluto. Es difícil trabajar con gente así y, como no confío en su método de trabajo ni estoy dispuesto a que nos sigan toreando más, creo que por mi cuenta puede ir bastante mejor», argumenta con contundencia. «Solemos hacer peticiones de cara a cómo llevar a cabo la preparación. Te dicen que sí a todo y luego hacen lo que les da la gana, nunca lo que pides», continúa.
Esta ruptura afectará en la preparación del mahonés afincado en Palma. Le faltará la financiación económica de la propia Federación y el apoyo, aunque cuenta con el del Consejo Superior de Deportes.
Además de la planificación con la mirada clavada en los próximos Juegos Olímpicos, Joan está participando en la Sail GP, una competición por selecciones en catamarán que se disputa en 10 pruebas repartidas por todo el mundo.
Joan participa como táctico y grinder en el F50 Victoria, la embarcación española, y nos explica en qué consisten sus funciones: «Soy el que lleva la táctica, leo el viento y decido por donde se va y como movernos por el campo de regatas para sacar el mejor rendimiento con el viento y las condiciones que tienes. Luego, también hago de grinder junto con otro compañero. Con una manivela vamos girando la vela entre los dos y así movemos el ala. En definitiva, ponemos la fuerza, aunque mi puesto principal es el de táctico».
En la última, celebrada en Plymouth el pasado fin de semana, el equipo español no logró pasar de la octava posición por varias complicaciones: «Nos fue bastante mal. Ya en la primera regata tuvimos un choque que nos costó recibir muchos puntos de penalización. Ya era muy complicado remontar, pero somos un equipo muy competitivo. Los viernes se hace una carrera de prueba, con tres regatas de entrenamiento, y fuimos los mejores del día. El equipo tiene mucho potencial y poco a poco llegarán los resultados».
El regatista del Real Club Naútico de Palma, antes de poner rumbo a su, ojalá, próxima medalla olímpica, deberá clasificar a España para los Juegos y coger plaza posteriormente, a la que solo un español tendrá acceso. Todo ello será el verano que viene, en el Mundial que se celebrará en La Haya, Países Bajos.
«El nivel en los últimos años de Láser en España no ha sido muy alto y creo que es porque no se ha trabajado bien. Es la modalidad más difícil donde poder sacar medalla porque es en la que más competidores hay, entonces la Federación, priorizando opciones de medalla, deja lo deja un poco descolgado. De todas formas, mi objetivo principal es llegar a París con opciones de medalla. Debería ser el mejor español y en eso es en lo que estoy concentrado», asegura.
A la espera estamos de verle otra vez subido a un escalón del podio olímpico. Él tiene el mismo sueño, sin tener en cuenta de que ya lo cumplió en su día, hace exactamente un año, y se propone un reto de cara al futuro de la vela en la Isla.
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