En Maó. El joven navegó un rato por las aguas del puerto - Javier

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Dar la vuelta al mundo a vela es un privilegio que no está al alcance de todas las personas. Entre el selecto grupo de regatistas que pueden presumir de ello está Diego Fructuoso (Cartagena, 1981), miembro del Team Telefónica en la Volvo Ocean Race, que acabó 4º, y que ayer impartió una charla motivacional a más de un centenar de personas en el Consell Insular, coincidiendo con la 'Festa de la vela' en la que se entregaron los premios a las regatas que han disputado esta temporada. Fructuoso, miembro de comunicación del Team Telefónica, ofreció una charla amena donde explicó cómo viven los tripulantes de estas competiciones que duran nueve meses, lo que despertó el interés general.

¿El regatista nace o se hace?
En mi caso mi familia no sabía nada de navegar así que mi hermano y yo nos hicimos. Nos surgió la pasión desde pequeños y empezamos con cursos en el Mar Menor, en Murcia, y de ahí a hasta dar la vuelta al mundo.

¿Qué beneficios aporta la vela?
Permite un montón de opciones, desde salir a navegar por placer, con la familia a pasear o la competición y dentro de ella se practican muchos deportes. Las regatas exigen una preparación física en la que corres, vas al gimnasio, o en bicicleta, entre otras.

Viviendo en una Isla, el mar ofrece un estilo de vida.
Para mí el mar y el deporte de la vela debe ser una prioridad para los jóvenes menorquines. Hace unas semanas estuve en el club náutico de Gran Canaria y allí se nota que viven por y para la vela, es el deporte número uno. Vivir en una Isla tiene sus inconvenientes pero también sus ventajas como la facilidad que hay para salir a navegar, olvidando el tópico de que es un deporte caro.

¿Cómo se motiva a un joven para que respete y ame el mar?
Pasa por la educación y tener paciencia. La mentalidad en este país no va a cambiar de la noche a la mañana. En España hay tradición por unos deportes y hay que trabajar para que otras disciplinas vayan cogiendo peso. Al menos en sitios como Menorca, rodeada de mar. Hay que hacer más programas para que los colegios vayan a navegar y conozcan los valores tan increíbles que acompañan a la vela.

¿Qué fue lo primero que pensó cuando fue consciente de que había dado al vuelta al mundo?
Varias cosas. Primero, en el caso del Team Movistar, fue desilusión porque más allá del concepto aventura estaba el de competición. No ganamos la carrera, fuimos cuartos y nos dolió. Por otro lado, no me creo que lo haya hecho. Desde pequeño soñaba con ir a una Olimpiada, participar en la Copa América o dar la vuelta al mundo. Es un orgullo.

¿Qué fue lo más duro?
Hay que hacer muchos sacrificios y estás lejos de todo. Vives en una burbuja para bien o para mal. También está el resultado final porque no deja de ser un deporte. La etapa de Nueva Zelanda a Brasil fue especialmente dura porque hizo mucho frío y fue donde rompimos el barco.

¿Qué se siente en mitad del mar donde no hay nada y no dependes de ti?
No te das cuenta, haces lo que quieres y eres feliz porque estás compitiendo contra los mejores del mundo. Es increíble navegar de noche y mirar el océano. En la primera etapa estuve 22 días sin ver absolutamente nada, desde Alicante a Ciudad del Cabo (Sudáfrica). Es una pasada, no te das cuenta de que van pasando los días.

Psicológicamente es ser muy duro.
No por ser la etapa más larga o menos. Las condiciones en las que vives son extremas durante la competición, comes poco y comida liofilizada, de sobres, duermes mal, no puedes ducharte, arrastras el cansancio y todo ello contra los mejores regatistas. Es peor que el cansancio físico, que no quiere decir que no lo haya, pero por ejemplo aquí compiten chicos contra chicas porque el físico no es tan importante.

Entre todas esas cosas difíciles hay algo bueno, seguro.
Llegas a pensar que estás harto pero luego ves que estás con el mar, el viento y las olas y te preguntas dónde puedes estar mejor y si encimas puedes ganar, es ideal. Hay mil anécdotas divertidas como por ejemplo mi paso por el Cabo de Hornos, un compañero cuya mujer dio a luz su primera hija mientras estábamos compitiendo y la cara que puso, mi primer paso por el Ecuador…

¿Con qué momento se quedaría?
Como deportista, me quedo con las victorias en las primeras etapas. Luego con el hecho de haber navegado a 28 nudos, una barbaridad, o haber pasado 25 días seguidos en el mar. En el momento de la salida en Alicante me di cuenta de lo privilegiado que fui, vi regatistas tan buenos o más que yo y me estaban despidiendo o mandándome mensajes de apoyo.

¿Qué características debe tener un niño para llegar a ser regatista de la Volvo Ocean Race?
De entrada que haya navegado mucho y lo haya disfrutado siempre, que valoren el mar, lo respete y lo cuide, que sepan las cosas buenas y las malas que tiene. No hay que olvidarse de trabajar y de que tendrán que hacer sacrificios y cuanta más tradición marinera tenga, mucho mejor. Los más pequeños tienen que divertirse antes que nada.

¿Qué es lo más frecuente que le preguntan?
Depende del público. En una conferencia me preguntaron por el lavabo y tuve que poner una foto en la presentación. Las chicas se sorprenden de que pudiera estar 25 días sin ducharme. También llama la atención el traje que llevamos o la comida que tomamos. Si el público es más experto en vela preguntan características del barco. Lo valoran de forma distinto. Cuando hablo a la velocidad que hemos navegado, no todas las personas lo entienden igual.