Cardona. La jugadora se siente como pez en el agua en el pabellón - Cris

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Alba Cardona tiene 17 años, pero el pasado fin de semana se vio obligada a madurar. Al final del tercer set del partido entre el Valeriano Allés y el Volley Haro Chema Rodríguez, el técnico bermellón, se dirigió a la benjamina y le dijo "calienta". "Me emocioné mucho cuando Chema me dijo que calentara y más todavía cuando salí a jugar y el público me aplaudió y me dio mucho apoyo". Cardona debutó oficialmente en Superliga siendo, junto con Sergi Enrich, Biel Medina y Joan Faner, otra ciutadellenca que se codea en la élite de su deporte.

"Estuve muy a gusto, un poco nerviosa, pero lo que realmente me pasó por la cabeza fue no fallar", bromea la jugadora, que todavía sonríe risueña cuando recuerda sus primeros momentos en la pista. Su entrenador, que ayer se enteró de que Cardona debutó en partido oficial con el primer equipo el sábado, le dijo al salir "haz lo que sabes hacer".

Cuando Alba saltó a la cancha, "en parte sí que me lo esperaba para este partido por lo que estuvimos preparando en los entrenamientos durante la semana pero no me imaginaba poder debutar tan temprano". Cardona reconoce que "mi gente está muy contenta, mi padre y mi madre me apoyan mucho, y los amigos también", pero toca con los pies en el suelo y advierte que "ahora sólo me queda seguir entrenando y aprender el máximo que pueda en este año".

Y es que la jugadora del Valeriano Allés ha terminado sus estudios de bachillerato y se ha tomado esta temporada para jugar al volei y pensar en su futuro. "El año que viene quiero salir de Menorca para estudiar y seguir jugando al volei", algo relacionado con turismo, quizá, pero la ciutadellenca es consciente que "seguir jugando a nivel profesional es muy complicado, por lo que es importante tener estudios que te sirven para toda la vida".

Pero, ¿cómo le cambia la vida a una adolescente el jugar con un equipo profesional? "Todo el equipo me trata muy bien, soy la benjamina, y estoy muy a gusto", desvela, y añade que "los más duro era compaginar el deporte con los estudios porque si las notas no acompañaban, mi madre no me dejaba jugar".