Argentina y Croacia serán los encargados de abrir el fuego en un duelo de dimensiones hasta románticas. Leo Messi contra Luka Modric. Dos Balones de Oro frente a frente. Representantes, otrora el argentino, de la gran rivalidad Barcelona-Real Madrid. Dos de los mejores jugadores de los últimos tiempos e incluso de la historia. Han sido protagonistas de algunas de las páginas más brillantes. Casi una treintena de enfrentamientos a todos los niveles. Se reencuentran con un sueño como coronación a dos carreras estelares. Ambos lucen el '10', el destinado a los grandes 'cracks'. Son los líderes indiscutibles de sus respectivos equipos y de su actuación dependerá buena parte del encuentro de Lusail, aunque en el caso de Messi es si cabe más decisivo ante el desenvolvimiento más coral del conjunto ajedrezado.
El cuadro de Lionel Scaloni derrapó de entrada ante Arabia Saudí. Sufrió pero se recompuso al ritmo de las genialidades de Messi y ha ido solventando, no sin problemas, los escollos que ha tenido en el camino con Australia y Países Bajos, encuentro este más que caliente y tenso tras los penaltis, en los que emergió Emiliano Martínez.
También pasó por el mismo sistema Croacia. En su caso, para ser fiel a su costumbre en las últimas grandes competiciones, necesitó la tanda de penas máximas en octavos ante Japón y en cuartos frente a Brasil. Una competición más, los vigentes subcampeones mundiales, han demostrado una capacidad de resistencia, de no hundirse jamás, envidiable. Bajo la batuta de un Modric eterno y de Zlatko Dalic desde el banquillo, nunca se han rendido. Ante la Canarinha, gran favorita, tuvieron el encuentro perdido en la prórroga. No se descompusieron y evitaron la derrota casi en el último minuto con una contra culminada por Bruno Petkovic.
Dominik Livakovic hizo el resto. Detuvo tres tiros a Japón y el de Rodrygo Goes. El fallo de Marquinhos condenó al adiós precipitado a Brasil y quién sabe si a Neymar, que dejó su futuro en el aire. Croacia ratificó su carácter competitivo con el que vuelve a estar, por segundo Mundial consecutivo, en la semifinal. En Rusia 2018 dilapidó las ilusiones de Inglaterra. Ahora es la gran amenaza para la Albiceleste.
El miércoles será el turno para Francia, la defensora del título, la todopoderosa campeona, y para la gran revelación del torneo y esperanza del fútbol africano y árabe, Marruecos. Después de empatar en el estreno ante Croacia, de ganar a Bélgica y a Canadá, de superar en penaltis a España y de poner fin a la brillante andadura de la pujante Portugal y de Cristiano Ronaldo, y todo ello con un gol encajado tan solo -y fue en propia meta-, Marruecos no puede ser minusvalorado por el conjunto de Didier Deschamps.
Cierto es que los 'bleus' han sacado músculo futbolístico cuando les ha hecho falta, han tenido efectividad y han sido de los más solventes al ritmo del espectacular fútbol de Kylian Mbappe, de los goles de Olivier Giroud, de los pases del arquitecto Antoine Griezmann, de la solidez de Aurelien Tchouameni y Adrien Rabiot o los destellos de Ousmane Dembele. Impuso su ley en su grupo pese a una derrota intrascendente al final ante Túnez, despachó a la Polonia de Robert Lewandowski y sufrió ante Inglaterra, que estuvo muy cerca de mandar el partido de cuartos a la prórroga. Un penalti de Harry Kane al limbo salvó a los de Deschamps del periodo adicional.
Será una especie de derbi por la gran cantidad de migrantes que viven en el país europeo. Además, muchos de los jugadores de los 'Leones del Atlas', incluido el técnico, Walid Regragui, han nacido en Francia. El conjunto marroquí, al amparo de una legión de aficionados en los estadios en los que ha jugado en este Mundial, ejerce siempre como local. El constante ánimo de la hinchada ha sido vital para un equipo que se ha comportado como una roca impermeable.
Los jugadores de Regragui, que lleva en el cargo escasos meses, han sabido interpretar el plan a la perfección. Han hecho un arte de la defensa, con la que han ido creciendo hasta límites insospechados, históricos. Nadie, ni Modric, ni Kevin de Bruyne, ni Pedri, ni Cristiano han podido con ellos. Con los sevillistas Yassine Bono y Youssef En-Nesyri decisivos, una defensa a prueba de cualquier cosa, un medio campo más que sólido, un Azzedine Ounahi incansable para el despliegue... en definitiva, un auténtico bloque, solidario y concentrado. Marruecos encara sin complejos un sueño del que no quiere despertar. Ni las lesiones ni el cansancio arredran a este grupo de luchadores.
2 comentarios
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... lo más divertido es ver que a los locutores de radio, televisión e internet, la gran mayoría adeptos a eso que llamamos la caverna mediática madridista, nerviosos a medida de que iban perdiendo a sus referentes en este mundial... primero fue Benzema, que no participaba por lesión, ni Kross... luego fueron descolgándose Hazard y Thibaut Courtois... luego Valverde, luego los españoles como Carvajal y Asensio... a partir de ese momento los locutores mundialistas se preocuparon por los brasileños, y pareció darles un ataque al ver que aquello de que éste sería el mundial de Messi podía ir cogiendo color, al ver que Brasil caía eliminada... adiós a Rodrigo, a los ex Casemiro y Pepe... incluso un referente merengue como Cristiano Penaldo se retiraba vencido y malhumorado por haber chupado demasiado banquillo para su gusto... mirad sino el artículo, no pierden oportunidad de mencionar su última referencia madridista, Luka Modric... ver a toda esta caterva de pésimos periodistas partidistas, alarmados por perder sus referentes, no hará sino disfrutar todavía más al ir cayendo todos y cada uno de sus referentes, hasta que no puedan agarrarse a ninguno más...
No entiendo el desmerecimiento hacia Croacia. Desde la eurocopa de 2006 en cada competicion han demostrado ser durisimos.