Kiko Martín (Málaga, 1965) creyó en Sete Benavides. Y con él, llegaron medallas en todas las grandes competiciones de C1 200 y más tarde en C2. La olímpica, el bronce de Londres 2012, apareció nueve años tarde, pero ya es suyo. Por el camino, lucha constante para defender su proyecto y apoyo total del Real Club Náutico del Port de Pollença, en el que ha dado salida a otros jóvenes talentos como Toni Segura, el ahora olímpico Joan Toni Moreno o su hermana Maria dels Àngels, entre otros.
La recompensa a todos esos años de labor en pro de la canoa llegó con su nombramiento como responsable del equipo nacional de canoa, que ha instalado su base en Mallorca, en Alcúdia y ese Lago Esperanza del que ha sacado petróleo en forma de deportistas de élite. Sete fue el primero; luego llegaron más y otros aparecieron atraídos por el escenario, por el método. Desde 2011, con aquel Europeo de Belgrado y el Mundial de Szeged, logrando plaza olímpica, todo ha sido sumar.
Ahora, Joan Toni Moreno y Diego Domínguez, que le ganaron la plaza olímpica en París a Tano García y Pablo Martínez, son su apuesta a escala balear. Junto a ello, Antía Jácome y María Corbera -entrenada por Jesús Cobos- son dos potenciales medallistas olímpicas en su órbita de cara a recuperar el podio para una especialidad que tocó techo con David Cal en su día.
En sus terceros Juegos -tras Londres 2012 y Río 2016-, quiere saber lo que es ganar una medalla 'in situ'. Y colmar una trayectoria reconocida con premios como el 'EsportsIB' o el Armando Prendes, otorgado en el Congreso Nacional de Entrenadores de Piragüismo de 2022 y el Premio Nacional de la RFEP de 2023. Las muestras de que, a nivel de piragüismo, algo se está haciendo bien por el norte de Mallorca.
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