Ganar para seguir vivos. Ese es el objetivo de los baleares Rudy Fernández, Sergio Llull, Álex Abrines y el resto del equipo nacional, que tras la derrota inicial frente a Australia (92-80) se van quedando sin red, algo complicado de gestionar en un grupo tan parejo, en el que españoles y griegos comenzaron con mal pie y necesitan ganar para no descolgarse. El que pierda, se aferrará a una carambola para entrar como uno de los mejores terceros o se verá casi abocado a hacer las maletas.
Porque España debe ganar a Grecia y luego tratar de repetir resultado frente a una Canadá que arrancó el torneo con un trabajo triunfo frente a los helenos (79-86), donde la figura de Antetokoumpo (34 puntos) emergió de nuevo como la referencia del juego de su equipo, sostenido en otros pilares como Calathes, Palanikolau o Miitoglu ante una España que mezcla experiencia y oficio con una buena dosis de talento y juventud en aras al relevo que programa Sergio Scariolo y que pasan en buena medida por el horizonte tras unos Juegos de París que supondrán la despedida a puntales como Rudy o Llull.
Pisar París pasa en buena medida por lo que acontezca hoy en Lille, donde España encara cuarenta minutos determinantes. Ganar supondría dar un paso de gigante y apartar casi de su camino a Grecia, a expensas del otro duelo de la jornada entre Australia y Canadá, que podría abrir las puertas de un triple empate incluso y alimentar el sueño de una selección española que se aferra a un sueño que pasa por superar a los helenos y llegar a la última jornada con argumentos para apuntar hacia cuartos. Y alargar, al menos un partido más, el trayecto de Rudy.
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