No es un caso mediático como en su día lo pudieron ser, por ejemplo, las maternidades de las jugadoras profesionales del FC Barcelona, Irene Paredes o Melania Serrano, entre otras, pero sí que para ella ha sido un desafío igual de mayúsculo– o más– ya que ella encima no es profesional y por tanto debe compaginar trabajo, fútbol y familia.
Nuestra protagonista es Esther Vidal Garcia, nacida hace 38 años en Ferreries y lateral izquierdo del Ciutadella CE de la Liga Autonómica. Vidal se inició en el fútbol sala en el Atlètic Ciutadella el 2013, un año y medio, «hasta que me recomendaron dejarlo al quedarme embarazada de mi primera hija», explica a «Es Diari» en el Municipal de Sant Miquel.
Tras un paréntesis, con básquet de por medio, al ser madre, el segundo año el CE Ferreries volvió a crear equipo de fútbol sala y acabó allí dos temporadas; hasta el 2019, cuando una compañera de trabajo, «me propuso probar el fútbol 11 en la UE Sami, que había iniciado proyecto e iba a competir ese año. Damià Bosch era el entrenador y me dijo si me gustaría fichar y así fue como me inicié en hierba», recuerda, mientras atiende a sus dos hijos– Núria de nueve años y Marc de tres– antes de entrenarse a las órdenes del ya extécnico, Pere Genestar.
«Siempre me ha gustado hacer deporte y si es acompañada mucho mejor», dice Vidal, quien al año y medio de tener al segundo hijo– cuando el Penya Ciutadella de futsal buscaba a gente– «me animé de nuevo; la vuelta fue un poco dura porque se hacía mucha física pero poco a poco fui cogiendo el ritmo», relata, reconociendo que el fútbol 11, «es otro mundo porque no se puede salir unos minutos para descansar y volver a pista y al principio me faltaba física pero al tener preparador físico, el cambio se ha notado en todo el equipo», expresa la ferrerienca, quien admite que esta 2024-25, «no tenía pensado jugar. De hecho, di el ‘no’ a Elena Montenegro, de la Unión. Ganas no me faltaban pero ir a Maó tres veces a la semana siendo madre no me era compatible. Más tarde me llamó el Ciutadella, ofreciéndome ayudar a Genestar y acepté pero al no fichar Lorena y Tamara, las veteranas hablamos y como el ‘míster’ confiaba en mí, aquí estoy», bromea Vidal que en el Sami jugaba de centrocampista.
«Tengo la suerte de trabajar de 7:00 a 15:00 y esto me permite poder ir a los entrenamientos. ¿Si merece la pena? Me gusta hacer deporte, hacerlo sola es muy aburrido y además, es uno de mis momentos de desconexión», se sincera Vidal, acumulando 38 primaveras en un equipo muy joven. «La diferencia es muy grande pero lo importante es el equipo y cada una aporta su granito de arena para el colectivo». A nivel de fútbol, «hay muchas chicas que aunque más jóvenes, llevan toda la vida jugando y se nota». Sin embargo, sí abunda Vidal en que se nota la juventud extrema del Ciutadella: «Nuestro equipo es prácticamente todo cadete y siempre viene bien alguien más veterano», piensa detallándonos cómo es eso de ser madre y futbolista.
«La primera vez no me dejaron continuar jugando y cuando regresé me lo pude combinar. Ahora con el segundo mis hijos me acompañan a los entrenamientos y se quedan jugando, ya son como de la casa y el entrenador entiende perfectamente la situación», agradece Vidal, que siempre tiene de espectadores a sus chavales en los partido, «aunque no andan muy pendientes», bromea. «A mi hija no le gusta el fútbol, le gusta más lo artístico, y el ‘peque’ probablemente acabe jugando».
Metamorfosis femenina en la Isla
Orgullosa, ve Vidal como el F11 está en auge, «y de cada vez hay más chicas que se animan aunque claro, por contra, el futsal femenino pierde representación. Recuerdo que mi primer año en el Atlètic éramos siete equipos en liga; en cambio, el año pasado no pudo haber competición menorquina», lamenta Vidal, una de las promotoras indirectas del ‘boom’ del fútbol de féminas en la Isla: «El Sami inició un proyecto de futuro muy grande, con un arranque difícil y un nivel muy alto; todo un reto para el cuerpo técnico de Bosch, Paloma, Pere y Juanlu. Guardo un recuerdo muy bonito porque aunque caíamos por goleada ninguna perdió las ganas de luchar y continuar, con mucho camino y aprendizaje por delante pero se llegó a competir decentemente e incluso llegar el año pasado a ser terceras», dice cerrando que, a modo de sueño, «sería bonito llegar a ver una competición regional femenina pero es algo muy difícil, de momento. Ahora el fútbol se puede decir que no es solo deporte de hombres», se congratula la curtida jugadora.
El apunte
Primero practicó el baloncesto
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