El delantero kosovar del Real Mallorca Vedat Muriqi celebra su gol durante el partido de LaLiga contra el Real Madrid de este domingo en el estadio de Son Moix. | CATI CLADERA

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R.C.D. Mallorca Mallorca 1

Real Madrid Madrid 1

Primera División | Jornada 1 | 18/08 21:30 | Final

El Real Mallorca ha abierto la temporada como quien abre un inmenso regalo. Sonriendo y soñando. El equipo de Jaboga Arrasate, aún con las piernas pesadas pero con la mente muy limpia, contenía este domingo al Real Madrid para esquivar una derrota que parecía presupuestada y meter en la hucha un puntazo. Un gol de de Vedat Muriqi tras el descanso neutralizaba el tanto inicial de Rodrygo Goes y le daba al conjunto bermellón un empate que sabe a caviar. Sobre todo porque no era casual ni forzado. Los baleares, mucho mejores en el segundo asalto, podían haber ganado el encuentro en los minutos finales (1-1).

La Liga arrancaba con el Mallorca descamisado. Atrevido y dispuesto a empadronarse en el campo contrario si hiciera falta por muy caro que resultara, el equipo balear acudía a la llamada descarado y sin miedo. No había lanzado ningún farol Arrasate en la previa, cuando avisaba de que un duelo de dirección única no iba a servirle de nada. El problema es que estaba delante el Real Madrid. Este Real Madrid. Habituado a caminar bajo las bombas sin bajar la cabeza ni despeinarse, esperaba el conjunto de Ancelotti a que llegara su momento. Encajaba sin gesticular los empujones locales y dejaba que Courtois, como en cada partido, tuviera su momento de gloria. Esta vez era a disparo de Samú Costa, que forzaba una estirada del belga, arrancaba un córner y encendía la grada.

Al Madrid no le hacía falta mucho para estirarse y reordenar las piezas sobre el tablero. En su primera llegada minímamente elaborada, Rodrygo tiraba de la palanca con un lanzamiento imposible para Greif y congelaba al Mallorca y a su gente. Un derechazo directo al mentón que tumbaba de golpe al conjunto local, hasta ese momento desatado.
A partir de ahí encontraría el Madrid un espacio para lucirse. Sus hombres de arriba combinaban en un par de baldosas y los defensas del Mallorca sentían las balas silbándole al oído. Era una ejercicio de superioridad incompleto, porque los blancos, pese a la diferencia de tamaño, no terminaban de cerrarle la jaula al cuadro bermellón. Parecían entender los visitantes que, como el primer gol, el triunfo caería del árbol por su propio peso.

El Mallorca alcanzaba la pausa de hidratación fundido y superado, pero agarrado al marcador. «Tenemos que llegar con vida al descanso», le decía Arrasate a sus futbolistas mientras se refrescaban y trataban de recuperar el aliento. El de Berriatua, que también quería aprovechar que el Madrid no se abrigaba del todo por los costados, conseguía su objetivo y veía como entre Asano y Rudiger casi fabricaban el empate. El partido atravesaba el ecuador fracturado. Inclinado pero vivo.

El encuentro cambiaría de coordenadas tras el intermedio. El Madrid, intratable por alto durante todo el primer tiempo al amparo de Rudiger, no podía contener a Muriqi a la salida de un córner y el kosovar hacía algo que parecía imposible: tirar abajo el portal de Courtois. Aun con una evidente falta de combustible en el depósito, el Mallorca no solo empataba, sino que recuperaba la fe. Son Moix volvía a creer.

El tanto del empate agigantaba al Mallorca y obligaba otra vez al Madrid a jugar sus mejores cartas. Mbappé, más tirado a la izquierda, probaba a un Greif que iba ganando centímetros con el paso de los minutos. Y después eran el propio portero eslovaco y un inmenso Mojica los que mantenían la igualada intacta.

Ancelotti iba a volcar sobre el césped todo lo que guardaba en el banquillo. El italiano intentaba burlar su primer tropezón a base de talento fresco, aunque le faltaban ideas para superar a la muralla de un Mallorca que, por si fuera poco, se atrevía a enseñar el colmillo a la contra. Cuando el empate parecía una salida inmejorable, dos ocasiones que acabarían en sendos disparos de Antonio Sánchez harían que el punto pareciera incluso escaso.

El Mallorca despedía el partido (manchado al final por la expulsión de Mendy) con la lengua fuera y el abrazo de un público que no ha necesitado mucho para volver a ilusionarse. El 'proyecto Arrasate' despega con buenas vibraciones.

Ficha técnica

1 - Real Mallorca: Greif; Maffeo; Valjent, Raíllo, Mojica; Mascarell (Copete, m.93), Samú Costa, Darder (Morlanes, m.72); Asano (Larin, m.72), Dani Rodríguez (Antonio Sánchez, m.68) y Muriqi.

1- Real Madrid: Courtois; Carvajal (Lucas Vázquez, m.88), Militao, Rudiger, Mendy; Tchouameni (Modric, m.63), Valverde, Bellingham (Guler, m.88); Rodrygo, Vinicius (Brahim, m.88) y Mbappé.

Goles: 0-1, Rodrygo, min.13; 1-1, Muriqi, min.52.

Árbitro: Soto Grado (Comité riojano). Amonestó a Maffeo por parte del Mallorca, además de al entrenador local, Jagoba Arrasate. Expulsó con roja directa a Mendy (min.96).

VAR: De Burgos Bengoetxea (Comité vasco)

Incidencias: 23.010 espectadores en Son Moix. Antes del partido el Mallorca hizo el pasillo de honor al Mallorca por la consecución de la Supercopa de Europa y Rudy Fernández realizó el saque de honor.