Los azulgranas tuvieron que sobreponerse, para empezar, al buen arranque del Oporto. Unos primeros veinte minutos muy serios de la escuadra local, que sorprendió a su rival siendo agresiva, apretando arriba y ganando casi todos los duelos.
Desconcertado y desubicado, el Barça pudo encajar el primero pasado el cuarto de hora, en un error de Koundé, que midió mal y propició un ataque portugués que acabó con un disparo demasiado centrado de Eustáquio que Ter Stegen atajó sin problemas.
Los Dragones protestaron un posible penalti del propio Koundé sobre Taremi en la jugada siguiente que Anthony Taylor no concedió. El colegiado británico tampoco pitó una falta clara de David Carmo sobre Lewandowski que, lesionado en su tobillo izquierdo, tuvo que ser sustituido por Ferran Torres, a falta de un cuarto de hora para el descanso.
El Barça por fin puso a prueba a Diogo Costa la primera vez que Lamine Yamal, que estrenaba titularidad en Champions, protagonizó un acción de desborde. El balón llegó a Joao Félix que con un disparó seco desde la frontal que obligó al meta local a desviar el balón a córner.
Joao Félix, pitado por la afición del Oporto cada vez que tocaba al balón por su fuga al Benfica cuando aún estaba en edad de formación, era el que más peligro llevaba de los visitantes por banda izquierda. Y Tarimo también intentaba sorprender desde lejos a Ter Stegen, pero el partido no registraba ocasiones claras de gol.
Hasta que en el tiempo añadido, un grosero error de Romário Baró en la salida del balón la aprovechaba Gündogan para filtrar un pase a Ferran, que se plantaba solo ante Diogo Costa para hacer el 0-1. El gol del Tiburón, que ha empezado la temporada como un tiro, acabaría siendo definitivo.
Y eso que el Oporto fue muy superior tras la reanudación. Koundé salvó el 1-1 sacándole un balón a Pepé cuando este se internaba en el área y ya estaba armando su pierna derecha para batir a Ter Stegen.
Taremi cabeceaba fuera un centro de Romário Baró por la derecha pasada la hora de juego y Ter Stegen sacaba un remate a bocajarro de Wendell, otro disparo de Taremi y una rosca de Galeno antes de que Lamine Yamal tuviera que abandonar inesperadamente el partido para marcharse el vestuario -no se sabe si para ir al baño- y acabara siendo sustituido por Marcos Alonso.
Antes del cambio y con el Barça con un hombre menos, el colegiado pitaba penalti por manos de Cancelo, pero tras revisar la jugada en el VAR concluía que había una mano previa de Eustáquio en el control.
Faltaba un cuarto de hora y los de Xavi tendrían todavía algún que otro susto hasta el pitido final. Por ejemplo, un gol anulado por fuera de juego a Taremi, que había rematado en acrobática chilena centro de Pepé, y la expulsión de Gavi en el añadido.
En inferioridad numérica y física, con un Araujo renqueante, el Barça logro sobrevivir en Oporto. Ya es líder en solitario del Grupo H. Quizá superar un partido como el que vivió este miércoles en el Estadio de Do Drago significa que su reciente historia en la Champions está cambiando.
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