Doce clubes, doce equipos, que serían trece porque repitió en uno de ellos, jalonan la prolífica carrera de Guillem Martí Misut (Es Mercadal, 29 años). Su penúltima estación le ha llevado al sur, a la Costa del Sol en el epicentro del territorio de la gente guapa, Marbella. El que fuera escenario de corruptelas de tanto político desvergonzado es ahora el nuevo habitat del delantero centro menorquín, otra muesca en su dilatada trayectoria que inició siendo un juvenil en el CE Alaior y el Mallorca hace 12 años y que aspira a prolongar mientras las piernas sustenten su físico y la cabeza le lleve al gol, su meta final en el terreno de juego. "Sí, pienso jugar todas las temporadas que pueda, e incluso me gustaría volver a hacerlo fuera de España otra vez", afirma a «Es Diari».
Echa la vista atrás y Marti advierte que tiene tras de sí un largo rastro de ciudades, equipos y viviendas en las que ha habitado desde que se hiciera profesional. Asegura, sin embargo, que no está cansado de tantos cambios y traslados. «Todo tiene cosas buenas y malas, lo bueno es que conoces nuevos lugares, nuevos compañeros y te adaptas allá donde vas, y lo malo es que son muchas mudanzas, una cada año, pero eso no es ningún impedimento para mi». Dentro de lo positivo de esta última mudanza, añade Martí, «es que el viernes dejé Huesca a 5 grados con mucho frío y horas después estaba en Marbella casi a 20 grados».
Martí se incorporó al equipo malagueño el pasado sábado, procedente del Huesca, ambos clubes de la Segunda División B, y con solo un entrenamiento junto a su nuevo equipo, el técnico, Pablo Alfaro, aquél defensa que pasó por el Barcelona de Cruyff e hizo carrera en el Sevilla donde destacó por su excesiva contundencia, ya le hizo debutar al día siguiente frente al Cádiz en el estadio Ramón de Carranza.
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