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El abrazo que los futbolistas menorquines Pedro Capó y Rubén Carreras se darán el domingo será, sin duda, el más sincero que se han regalado nunca. Será de consuelo, de ánimo, de apoyo. De aquellos que intentan reconfortar en mitad de la tormenta. El domingo, uno de los dos bajará a Tercera División por culpa, en parte, del otro. Capó, en las filas del filial del Mallorca, y Carreras, en las del Constància, despiden la competición el día 19 obligados a ganar para evitar el descenso. "En esos 90 minutos no habrá amistad y luego, a uno de los dos le tocará consolar", sostiene el bermellón.

La cita será a partir de las 18 horas en la ciudad deportiva Antoni Asensio. El Mallorca, clasificado en la posición 17, aquella que eludió hasta en dos ocasiones el Sporting Mahonés no hace tanto para mantenerse en el grupo III de Segunda B y que obliga a disputarse la categoría en una promoción, necesita ganar para adelantar al Valencia Mestalla, que descansa, y cederle la obligación de jugarse el todo por el todo contra un equipo que ascienda. Si empata, se quedará donde está con 45 puntos. Si pierde, dará alas al Constància que saldrá de la zona roja para instalarse en la amarilla condenando al Mallorca. "Llegar al puesto de promoción sería el mejor premio al que aspiramos", sostiene Rubén.

A pesar de que el filial bermellón no tiene asegurada su continuidad en Segunda B, Capó admite que "estamos muy contentos porque tenemos la permanencia en nuestras manos, algo impensable hace unos meses, ya que hemos sumado 18 de los últimos 27 posibles, hemos ganado muchas batallas pero nos falta imponernos en la guerra". Rubén, que empezó la temporada en el Mercadal de Tercera y fichó por el equipo del Joan Esteva -exentrenador del Sporting- en el mercado invernal, afirma que "hemos hecho una temporada similar, con un final muy bueno a pesar de que en nuestro caso hemos empatado dos de los últimos tres partidos que de haberlos ganado la situación sería distinta".

"Somos un club modesto, cuento con la confianza de Joan Esteva desde el primer día y estoy encantado de la ciudad, del equipo y de todo, espero que logremos salvarnos", avisa el alaiorense, que lleva dos goles en este periodo, los dos que le anotó al Nàstic de Tarragona a domicilio, además de un montón de asistencias. Capó se ha asentado como un líder del filial mallorquinista, donde ha sido titular en todos los partidos con Miquel Soler, a excepción de uno en el que estaba lesionado y otro en el que fue sancionado, y en las últimas seis jornadas ha marcado tres goles.

Los dos jugadores son buenos amigos aunque desde que comparten categoría no se han visto lo que desearían. "Veía más a Rubén cuando jugaba en Tercera con el Mercadal porque intentaba acudir a sus partidos en Mallorca para ver a mi hermano (Miquel) y además coincidía con Jeroni y Barber", recuerda un Capó que describe a su rival del domingo como "un jugador desequilibrante en el uno contra uno, que ha devuelto la confianza depositada por Joan Esteva y que puede crear peligro de la nada, además en el Sporting hacíamos bromas porque tiene suerte y siempre se lleva los rebotes". Rubén, por su parte, ve al delantero como "un jugador muy polivalente, juegue donde juegue lo hace muy bien y así lo ha demostrado en Segunda B, está haciendo una gran campaña".
"Será duro por lo que nos jugamos y por hacerlo contra Rubén pero también guardo mucho aprecio con Tomeu Fullana y con Joan Esteva, el entrenador que me dio la oportunidad en Segunda B", sentencia Capó.

La amistad, como suele suceder, quedará fuera del campo en este compromiso. Luego, un amigo deberá consolar al otro.