Primera pregunta obligada Albert, ¿qué tal de su fractura y operación del radio?
— La verdad que bien, y como la temporada acaba a mediados de octubre, hemos decidido con el equipo no precipitarnos; no es necesario. Movistar me dice que me recupere bien para el 2025.
O sea, ¿ya nos avanza que sigue en el Movistar Team?
—Así es, me queda un año de contrato que cumpliremos; súper contento de seguir en un gran equipo, que me ha abierto las puertas a las grandes carreras que había visto por TV. Del Albert del 2020 al 24 hay un cambio, ha crecido como ciclista, con un recorrido que era difícil. Feliz tras cuatros Giros de Italia y descubriendo el Tour de Francia.
Por tanto, ¿para cuándo su vuelta a la competición?
—Ya se verá, en su momento ya lo hablaremos con el equipo.
En París, en la Madison, ¿dolió más la fractura o ver que se quedaba fuera de la batalla?
—Sin duda, el factor mental; el disgusto de quedar fuera. Físicamente te caes y cualquier ciclista quiere seguir, por instinto, aunque el médico no me dejó por el fuerte golpe en la cabeza. De todas maneras, con la parte distal del radio fracturada, no sé cuánto más habría podido seguir.
¿Fue muy duro no para usted?
—Triste, tras tantos años de entrenar, preparar la cita de París y demás. Y por una caída imprevista en el momento nuestro, quedarnos sin reacción y esfumándose la opción de medalla, con la carrera encaminada y llegando nuestro instante.
¿Qué siente desde el ayuntamiento de la ciudad que lo ha visto nacer y crecer?
—Emoción y orgullo que tu pueblo te reconozca. Contento de llevar el nombre de Ciutadella y Menorca por todo el mundo y pese a pasar poco tiempo en la Isla– menos del que querría–, me siento muy arropado.
La pregunta del millón, ¿el 2028 usted volverá de nuevo aquí tras participar en Los Ángeles?
— Quedan muy lejos y espero volver al ayuntamiento, pero no de político (bromea). Mi objetivo es estar ahí en los JJOO y el 2025 veremos con el equipo hacia donde vamos, perdiéndome ahora el Mundial de octubre por la lesión, de momento.
Usted tendrá 38 años es cierto, pero ahora se encuentra en el mejor momento de su carrera…
—Año a año el listón sube pero de cada vez me noto mejor, señal que estamos haciendo bien las cosas. Y mentalmente me veo con ganas aún, pese al sacrificio que supone este deporte profesionalmente.
Compárenos al Albert Torres de sus primeros JJOO de Londres 2012 con el que protagonizó ahora París 2024.
—Un Albert que ha madurado mucho y el 2012 tampoco era muy consciente de disputar unos Juegos Olímpicos. Y mira, he podido estar en Tokyo y en París y rozando las medallas olímpicas, lo que me hace una ilusión enorme y de ahí mi propósito ya para el 2028.
Acumula varios diplomas olímpicos, ¿cree que le ha faltado aquella pizca de suerte para ser medallista?
—La verdad es que me he quedado muy cerca y en el Ómnium mismo, con un gran nivel, estuve a cuatro puntos. Y logré una última carrera increíble y muy agresiva, muy cerca del metal. Y confiaba además en la Madison, con Sebastián Mora, siendo una garantía y una opción real. Pero nos tocó la caída, una parte del deporte de la que me toca crecer y reconponerme.
Acabe la frase, si en la prueba de Madison de París no llego a tener la caída…
—Tenía la seguridad de estar en el podio y la verdad, aún no he visto por TV las últimas 20-25 vueltas. No he querido aún y, al final, ya no podré cambiarlo. Sabía cómo nos sentíamos Mora y yo y viendo el resultado final, es de lamentar. Me caí en un momento de la carrera dinamitado, estábamos haciendo un contraataque para coger a Nueva Zelanda y los que estaban en puestos de medalla, los teníamos contra las cuerdas. Era nuestro momento y es la duda que te queda pero íbamos convencidos de coger vuelta.
Siempre se ha dicho que en España la pista está ninguneada, ¿Albert Torres en otro país habría sido aún más grande?
—Muy difícil saberlo, hay muchos factores que dependen y ojalá mi trayectoria desde pequeño sirva para que sobre todo los jóvenes, federaciones y equipos tengan la motivación de compaginar pista y carretera, como me ha dejado hacer un grande como Movistar Team. Se trata de distribuir bien el calendario pero demostramos que es compaginable.
Aquel niño que empezó con el GE Es Port y se marchó de chaval a Palma, ¿imaginó o soñó nunca en todo lo logrado?
—Para nada. Soñaba despierto y podía ver las grandes carreras por la televisión. Podía imaginar muchas cosas pero hacerlas luego realidad es algo increíble y estos últimos años estoy disfrutando de mi situación. Todo va muy rápido pero todo tiene un gran valor y pasando los años te das más cuenta.
¿Qué le falta por hacer a Torres todavía en la pista? ¿Correrá hasta la medalla olímpica?
—(Risas) Si le preguntas a cualquier deportista, los Juegos Olímpicos son la máxima competición y si digo ganar una medalla, ya es lo máximo y único. Algo que se recuerda para toda la vida y no es equiparable a otra cosa.
En la carretera, con unos años por delante ahora, ¿se pone alguna meta individual? Usted llegó al Movistar siendo una incógnita y ya es más que un gregario en el equipo…
—A nivel personal, creo que la confianza que me ha dado el Movistar Team de ser un ciclista polivalente y la confianza que me han dado en grandes vueltas lo es todo para mí. Para nuestros líderes, para la general o por etapas concretas, soy muy válido y en este último Giro de Italia he podido pasar la media montaña. He podido descubrir una nueva faceta en mí y no he tenido lesión alguna, lo que ayuda a prepararte bien.
Es que vaya Giro de Italia que ha protagonizado este año...
—Mientras el equipo esté contento conmigo sobre todo por lo que me necesite, es la clave. Al final, el tema está en dialogar y las necesidades que tenga cada uno; estoy ahí para ello. Debo decir que luego tengo la pista de recompensa personal, donde debo dar el do de pecho.
Claro, su rol y obligaciones no son las mismas en la ruta, en equipo, que como ‘pistard’.
—Evidentemente, la pista es mirar para mí y la ruta para el equipo. Si Movistar tuviera la necesidad o la opción de que Albert Torres tuviera que sacar las castañas del fuego, deberíamos replantearlo todo. Pero el equipo tiene gente muy válida y mi trabajo es facilitar las cosas a mis líderes, a los demás.
La Vuelta a España, a punto de llegar a su fin, ¿envidia sana ver a sus compañeros un año más por la TV?
—No me pierdo ni una sola etapa, claro que sí. Siempre la he tenido que ver por televisión, aún no la he descubierto, pero me gustaría un día. Me encantaría cerrar mi carrera deportiva descubriendo La Vuelta a España, que para mí es una carrera única.
Por cierto, su compañero Enric Mas, ¿le ve aún ganando este año o compitiendo el podio?
—Tiempo para el podio lo tiene y las piernas que tiene en LaVuelta no son las del Tour de Francia. Quedan etapas duras y la ‘crono’ pero es cierto que Primoz Roglic no ha estado más fuerte que él, como se esperaba. Mas tiene opciones reales de podio.
¿Se ve muchos años compitiendo en la bicicleta todavía? ¿Hasta cuándo?
—El tiempo lo dirá. Si tienes ganas e ilusión todo es mucho más fácil y sin ello, por muy bien que estés físicamente, las ganas diarias son imposibles. Lo principal es estar mentalmente muy fuerte y con ganas
La última, un nombre propio: Nil Riudavets.
—No le conozco aún personalmente pero he seguido los Juegos Paralímpicos y le vi competir. Cuando el comentarista le mencionaba, siendo menorquín, me ponía los pelos de punta. Pero no es lo único la medalla, ha sido una demostración lo suyo tras su accidente. Es un referente, no por la medalla en sí, sino por saber rehacerse.
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