Sergio Llull, durante un partido europeo del pasado curso.    | EFE

TW
0

Real Madrid y Pallacanestro Varese se enfrentan en la tarde-noche de hoy en el Pavelló Menorca, con motivo del segundo y último partido del Trofeo Ciutat de Maó 2024, en lo que significará por elevación la reedición de la final de la Copa de Europa (actual Euroliga) que en mayor número de ocasiones se ha celebrado a lo largo de la historia, cuatro en total, todas ellas en los años 70, cota que únicamente iguala el duelo entre el propio cuadro blanco y Olympiacos, quienes durante el siglo XXI se han medido también cuatro veces con el máximo título continental en liza.

Y de entre tan selecto e imponente cartel cabe poner de relieve un ingrediente que incrementa la sumamente atractiva naturaleza del mismo, como es la presencia de Sergio Llull, el mejor deportista menorquín de todos los tiempos.

El base internacional forjado en la cantera de La Salle Maó y Unió Manresana, capitán del Real Madrid, poseedor de diversos récords y de un palmarés que prácticamente no resiste comparativa con la elástica blanca, jugará de nuevo como merengue en la Isla y en el Pavelló, lo que por anterior y última ocasión ocurrió en mayo de 2011, cuando entonces el gran sueño de la Isla en la ACB se desvanecía (76-91, victoria blanca en lo que fue el último partido del basket menorquín en la máxima categoría; de hecho al Madrid, junto con el Gran Canaria, fueron los dos equipos a los que el desaparecido Menorca Bàsquet nunca pudo derrotar en su periplo la máxima categoría).

Momentos

Su descenso a LEB en mayo de 2005 con el Manresa en la que fue su primera visita como jugador tras emigrar desde la cantera lasallista al club del Bages (si bien careció de protagonismo en la pista en aquella fecha), sus tres victorias en otras tantas presencias de madridista (que se dieron entre el curso 2008 y el citado 2011), y el amistoso frente a Lituania como integrante de la selección balear, en junio de 2013, comprende el ramillete de cinco partidos en los que Llull, desde que debutó en el ámbito profesional, ha tomado parte en la Isla (todos ellos en el Pavelló Menorca).

Ahora afronta una sexta vez que obviamente, dada la condición de cita no oficial que precede este duelo entre madrileños y lombardos (sin duda grandes protagonistas del torneo en cuanto a cuota, puesto que el Varese, que anoche ya se midió al Hestia Menorca en el encuentro que abrió el evento, tendrá participación en los dos partidos del ‘Ciutat de Maó’) relativiza la trascendencia de su desenlace, pero dos factores motivan que el partido, en su preámbulo y al margen de Llull, se presuma como más que un mero ‘bolo’ veraniego.

Rivalidad

Por un lado, la referida rivalidad que hace medio siglo entablaron y legaron a Europa Madrid y Varese (hasta en cuatro finales se vieron las caras, con dos títulos por club, en los años 70) para convertir el enfrentamiento en uno de los grandes clásicos del mapa continental y mundial, hace que un duelo entre ambos conjuntos sea siempre más que un simple duelo.

Y por otro lado, el de hoy en Maó ante el excampeón italiano y europeo es el último ensayo de que disfrutará el equipo que entrena Chus Mateo antes de emprender el asalto a la Supercopa ACB, el primer título oficial del curso 2025.

El partido supone igualmente la posibilidad de empezar a vislumbrar la nueva versión de equipo que presentará el Real Madrid, desprovisto de rostros hasta el pasado mes de mayo fundamentales como el francés Guerschon Yabusele, el mallorquín Rudy Fernández o el canario ‘Chacho’ Rodríguez (el primero, rumbo a la NBA; los otros dos, retirados), y a causa de ello y por elevación, en proceso de transición.

Muchos atractivos por tanto en el marco del Real Madrid contra Pallacanestro Varese, el antiguo Ignis al que perteneció el grandísimo Dino Meneghin, ahora con Nico Mannion como rostro más relevante. Un enorme clásico europeo, esta noche en Maó. Y con Sergio Llull. Un partido al que nadie debería faltar.