El primer cuarto finalizó 14-22, con Bojan Dubljevic y Mike Tobey como máximos anotadores, pero sobre todo con el Valencia dando la sensación de ser un equipo completamente diferente respecto al primer partido, duro y aguerrido atrás y valiente y decidido en ataque. Le costó, pero, poco a poco, el Real Madrid fue encontrando su juego, su esencia, la clave de su éxito en los últimos años.
Progresión
Rudy Fernández fue el más acertado en el primer cuarto, pero una infección reciente le ha debilitado y apenas pudo estar los seis primeros minutos sobre la pista. Taylor y Trey Thompkins fueron los encargados de ir sentando las bases, junto a un más entonado Gustavo Ayón. El Valencia había dado la vuelta a la situación, pero el Real Madrid quería volver a tener la sartén por el mango.
La mejora defensiva de los madridistas y el tiro exterior comenzaron a surtir efecto y la ventaja se fue reduciendo. La presencia de Llull en todo el segundo acto apenas había tenido trascendencia, salvo en un par de fogonazos. Fue en los últimos minutos, con Campazzo como base y liberándole del control del balón, cuando el de Maó entró en ebullición y se mostró en estado puro.
Un triple suyo subió el empate a 34 en el marcador (m.17.40) y dos más, con su marca característica, sellaron el 42-36 con el que se llegó al descanso. Randolph, con un triple en el inicio del tercer periodo, elevó la renta local hasta el 45-38. Con los dos equipos iniciales de nuevo sobre la pista y ambos sabiendo la propuesta del rival, el Real Madrid fue el que mejor parado salió tras un 12-2 en los primeros tres minutos y medio, 54-38.
El Valencia había enseñado los colmillos y el Madrid había visto las orejas del lobo, pero ni los visitantes pudieron mantener su apuesta de dureza defensiva ni los vigentes campeones quisieron dejar la oportunidad de seguir con las máximas opciones en su lucha por intentar renovar el título.
En el minuto 25 la renta fue ya de 17 puntos, 55-38, y ese marcador se dejó sentir. Los nervios se apoderaron del Valencia, ansioso por volver al partido cuanto antes, mientras que el Real Madrid entró en aguas conocidas por las que navegar con tranquilidad y viento a favor.
Al final del tercer cuarto, 68-52, tras dos genialidades de Ayón y Campazzo, al límite de tiempo, con una ‘bombita' para finalizar una contra. Con la victoria ya muy decantada, 77-58 (m.34), el Valencia fue perdiendo fuelle y fe. El Real Madrid también levantó el pie del acelerador y el partido bajó su ritmo e intensidad hasta el 79-66 final.
El Madrid amarró el 2-0 en la serie, que ahora se traslada a la cancha del Valencia, que se queda ya sin margen de error.
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