El apellido Soler es sinónimo de baloncesto en Menorca. Los nombres de Antón y Sara Soler, padre e hija, van directamente ligados al deporte de la canasta. Antón, otro legendario que aterrizó en la Isla y que que ha vuelto a las canchas conel CB La Salle Mahón a sus 47 años, jugó más de una década en ACB, en el Joventut, Magia Huesca, Villalba y Cáceres. Y este histórico del basket, pívot madrileño de 2'05, ya ha encontrado el relevo generacional para el apellido Soler. Se trata de su hija Sara (18 años y 1'82 cm), jugadora del Centre de Tecnificació de les Illes Balears y del Instituto de Fertilidad de Palma de la Liga Femenina 2. Si bien es cierto que técnicamente padre e hija tienen muchas semejanzas, ambos interiores, Sara dice «evolucionar hacia posiciones más alejadas del aro y por eso, a mi estilo físico intenso y de contacto intento imprimir más velocidad para jugar por fuera», explica tras perder el domingo en casa en su estreno en la LF2 58-67 ante el Grupo EM Leganés, con 18 minutos, 4 puntos y 3 rebotes.
Baloncesto. Deporte en las venas
Soler, apellido sinónimo de basket
Sara, hija de Antón, exjugador ACB y del Menorca Bàsquet, entre otros, a sus 18 años compagina su formación en el CTEIB de Palma de Mallorca con sus primeros minutos en Liga Femenina 2
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