Francisca Llabrés Mendoza, psicóloga en el Programa de Prevención y Tratamiento de la Violencia Filioparental del GOIB.

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Policías, educadores sociales, miembros del sector jurídico, profesores y hasta políticos, participaron, a finales de este 2024, en un encuentro destinado a ofrecer una mirada «abierta e institucional» a la violencia de hijos a padres. La llamada 'filioparental'; un problema que ha ido a más en el último año y sobre el que son imprescindibles los recursos de tratamiento y prevención. En Baleares, existe un programa específico para estos casos. Hablamos con una de sus psicólogas tras su participación en el coloquio organizado en Inca.

¿Cómo se accede al tratamiento?

Baleares cuenta con diversos accesos al programa pero, en grandes rasgos, se divide en dos vías: La primera pasa por la derivación voluntaria del menor y su respectiva familia desde otros servicios de atención primaria; la segunda vía supone que los jóvenes deben asistir por sentencia judicial. En ése caso, trabajan junto a un EMO (un educador de medio abierto) y el absentismo tiene repercusiones y puede agravar su situación judicial.

También hay varias medidas intermedias en base a la evolución del menor agresor…

Sí, por ejemplo, implicarle en un grupo de convivencia educativa. A través de la Fundación Instituto Socioeducativo S’Estel, los menores de entre 14 y 21 años pasan en el Hogar de Convivencia, fuera de su núcleo familiar, un período que se establece mediante sentencia. O la libertad vigilada, donde el menor continúa en casa pero con ciertas actuaciones específicas establecidas como, por ejemplo, asistir al Programa de Prevención y Tratamiento de la Violencia Filioparental.

¿Cuál es el primer paso?

El inicio del trabajo con las familias siempre parte de un modelo de primera entrevista, en el que debemos especificar las características de la problemática de violencia. Planteamos los objetivos, exploramos las soluciones que se han intentado, la postura de los participantes, etc.

Xisca Llabrès fue una de las participantes en la jornada específica para profesionales que se celebró en Inca. Se organizó una mesa redonda donde se expusieron los recursos existentes en Baleares para afrontar la violencia filioparental.

¿Restablecer la comunicación entre ellos es la base para trabajar?

Es a partir de la entrevista y también en función de las medidas judiciales que se hayan adoptado cuando se plantea el nivel de comunicación posible entre el menor y su familia. Debe hacerse un seguimiento próximo. El menor debe aceptar la coordinación entre profesionales pero también ver preservada su confidencialidad.

¿Y cómo trabaja el terapeuta?

Es importante que mantenga la neutralidad y la atención a las necesidades de las dos partes del conflicto familiar. Eso facilitará el éxito terapéutico. Además, la intervención con el menor y la familia se lleva a cabo de forma individual y en paralelo hasta que, finalmente, se hacen las sesiones conjuntas.

¿Cuál es el estado de los padres afectados y de los menores agresores cuando llegan al servicio?

Cuando una familia llega a un servicio especializado como el nuestro, en muchas ocasiones se encuentra en una situación límite. Los padres están física y emocionalmente agotados, con sentimientos de miedo y culpa, mientras que los menores muestran conductas agresivas, dificultades emocionales y, en muchos casos, problemas subyacentes que no se han tratado.

¿Es recuperable una relación familiar tras episodios de violencia filioparental?

Es posible pero requiere de un proceso complejo y gradual. La clave reside en abordar tanto las causas como las consecuencias de la violencia, trabajando con todos los miembros de la familia involucrados. En casos donde la violencia es extrema o persistente, o si no hay compromiso real por alguna de las partes, puede ser necesario tomar medidas de separación temporal para proteger la seguridad y salud emocional de la familia.

Expertos en este tipo de violencia como el psiquiatra Roberto Pereira, el presidente de SEVIFIB Alfredo Abadías, el educador social Daniel Ortega o la directora territorial de Fundación Amigo, Maria José Ridaura; fueron algunos de los conferenciantes.

¿En qué punto se encuentra este tipo de violencia en Baleares?

Los profesionales de la violencia filioparental vemos que la negación del problema por parte de los miembros de la familia es uno de los factores que lo está perpetuando en el tiempo. A menudo existen pactos de silencio para proteger a los hijos, para conservar la imagen familiar; y todo eso lleva a que se aíslen de su entorno social. Por eso es tan importante darle visibilidad al problema.

¿Y el perfil de menores agresores?

Si nos basamos en los datos del pasado año, un 40% de los jóvenes que asisten al programa presentan una historia de maltrato infantil, en un 33% de las familias ha habido violencia machista, un 54% presentaba rendimiento escolar insatisfactorio y un 56% absentismo. Un 49% consume tóxicos y un 35% presenta problemas de salud mental. Todos estos datos nos muestran que la formación de los profesionales es vital para poder identificar los factores de riesgo y detectar lo que está ocurriendo antes de que la situación familiar se agrave.

Por ello, entidades específicas en esta problemática como 'Fundación Amigo' realizan anualmente estos análisis de los datos, para mejorar y readaptar sus programas de ayuda. En la última entrega de su informe, la media de edad de los hijos agresores ha pasado a los quince años y medio de edad, con padres muy jóvenes, de unos cuarenta años de edad y un 30% de ellos son hijos/as únicos/as. Asimismo, en el 23% de los casos, han sufrido algún tipo de acoso escolar.