Jordi Reina en el laboratorio del Hospital Unversitario Son Espases. | Miquel Àngel Cañellas.

TW
8

El doctor Jordi Reina es adjunto del Servicio de Microbiología de Son Espases y jefe de la Unidad de Virología. Dirige el laboratorio de referencia de gripe en Baleares y los programas de vigilancia y prevención de las infecciones víricas emergentes. Es también miembro del grupo de estudio y del Comité Asesor para la Gripe y virus respiratorios del Ministerio de Sanidad. Además, desde hace cinco años, es académico numerario de la Reial Acadèmia de Medicina de les Illes Balears y acoge con «honor» la oportunidad de inaugurar este próximo curso con su conferencia ‘Efímeros y cambiantes, pero constantes y verdaderos’.

Un título sugerente.
—Es una forma de definir a los virus, efímeros porque su vida es corta. Cambiantes porque mutan. Constantes por sus cambios perpetuos para adaptarse a la especie humana. Y patógenos verdaderos.

¿Una conferencia para adentrarnos en el apasionante y temido mundo de los virus?
—Trataré de explicar el concepto biológico de los virus, por qué son como son, cuáles son las características que los hacen cambiar, la capacidad de mutación que tienen respecto al entorno... de lo que conocemos sobre su forma de actuación que es, en definitiva, la que nos permite hacerles frente. Conocer sus comportamientos nos permite entenderlos. También hablaré de la definición de un virus, que es un concepto difícil de definir.

Adelántenos algo sobre ello.
—La pregunta es si es un ser vivo o muerto. A veces está vivo y a veces está muerto, combina los dos estados de forma intermitente. Hay veces que tiene actividad metabólica y otras no. Se han definido como estructuras a medio camino entre un cristal y un ser vivo porque cuando están en naturaleza son estructuras inertes, cristalizadas, a la espera de encontrar una célula que les permita replicarse y formar partículas víricas nuevas. Necesitan infectar la célula para reproducirse.

Organismos realmente extraños.
—Los virus son absolutamente distintos a cualquier otro microorganismo conocido en el mundo. Tienen un comportamiento biológico distinto y cuesta mucho saber como van a actuar o atacar, son muy intuitivos, tienen estrategias y están marcados genéticamente para hacer lo que han ido haciendo a lo largo de los años.

¿Son inteligentes?
—Sí, tienen inteligencia viral, una inteligencia genética que los hace distintos y mejores. Se van seleccionando los que tienen más capacidad para trasmitir e infectar. Aprenden con nosotros, cuando entran por primera vez en nuestras células. En principio no se entienden muy bien pero su inteligencia les permite adaptarse y perpetuarse. Y son cada vez más inteligentes, saben mejor como infectar, como trasmitirse y perpetuarse.

Con todo este conocimiento ¿tenemos más armas para combatirlos?
—Tenemos más herramientas y más conocimientos pero tal y como señala la OMS, en el mundo mueren más personas a consecuencia de los virus que por hongos o bacterias. Y la industria solo plantea estrategias cuando se da una emergencia como la del SARS-CoV.

A pesar de estas cifras, ¿por qué no se invierte más?
—Porque muchas de las infecciones no tienen una mortalidad elevada, son enfermedades leves o moderadas y no vale la pena. Sí que se están desarrollando más vacunas, se invierte más en prevención pero no tanto en antivirales.

Pero sí que hay virus letales.
—Los virus no tienen intención de matarnos. Si nos matan, ellos también mueren. Lo que les interesa es afectar a muchas personas para sobrevivir. Cuando un virus es nuevo suele tener una alta mortalidad en los seres humanos pero luego se modula y disminuye para perpetuarse. Baja la mortalidad y así pasamos a tener muchos casos pero leves, capaces de infectar a miles y miles de personas, de expandirse y perpetuarse como la gripe.

Históricamente ¿convivimos ahora con más virus que en el pasado?
—Han mejorado mucho las técnicas de laboratorio y por ello podemos conocer más. Se describen al año en el mundo entre 40 y 50 infecciones nuevas. Se estima que hay unos 600 mil virus en el mundo con capacidad para infectar al ser humano y solo tenemos conocimiento de unos 500. En el mundo animal hay millones de virus de los que no somos conscientes hasta que dan el salto al ser humano. Ni se crean ni se destruyen, no son nuevos, ya existen.

Respecto a la gripe aviar ¿tenemos que preocuparnos?
—La gripe aviar preocupa como posible virus pandémico y por ello es el que vigilamos de forma más estrecha. Se encontraba en aves de corral y silvestres pero se ha ido acercando a los mamíferos. Empezó afectando a animales de cría como los hurones, luego a focas y delfines y ya en Estados Unidos ha pasado a las vacas. El virus va aprendiendo a saltar de una especie a otra para poder llegar a infectar al humano. Ya se han dado varios casos en humanos pero aún le falta capacidad para trasmitirse entre personas, necesita tres cuatro mutaciones genéticas que aún no ha logrado.

¿Y por el cambio climático?
—El cambio climático hace que nos acerquemos a territorios en los que no estábamos y que los animales se acerquen más a nuestros hábitats buscando comida. Se crea un ambiente propicio para el intercambio de virus. Ciertamente el cambio climático está provocando que los virus que infectan a los animales salten a la especie humana. También el aumento de las temperaturas propicia una mayor capacidad de transmisión entre personas.