Carla Carbonell estudia Psicología en la UIB. | Pilar Pellicer.

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Tiene 21 años, está terminando la carrera de Psicología, trabaja en una empresa que automatiza procesos empresariales con inteligencia artificial, forma parte de la asociación universitaria de representantes de Psicología y además está desarrollando un proyecto innovador que combina inteligencia artificial, realidad aumentada y dispositivos ‘wearables’ para abordar uno de los mayores desafíos de la salud moderna: la prevención de enfermedades neurodegenerativas. Y con todo esto, Carla Carbonell, asegura que tiene vida social, tiempo para el ocio y para pasear cada mañana con su madre y su perrita.

«Me gusta ayudar a la gente, estoy terminando la carrera de Psicología y soy una apasionada de las nuevas tecnologías, así que pensé en unir ambos ámbitos y en todo lo que podía aportar la inteligencia artificial en la prevención del deterioro cognitivo», explica. Su planteamiento parte de una realidad abrumadora. Actualmente, más de 55 millones de personas viven con demencia en el mundo, una cifra que se triplicará en 2050. Los pacientes crónicos con enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer, Parkinson o Esclerosis Múltiple enfrentan una carga emocional, al perder independencia y funcionalidad, y económica, debido a los altos costes de tratamientos y cuidados prolongados.

«Las enfermedades neurodegenerativas generan mucha impotencia, he tenido casos en mi familia. Cuando la enfermedad está avanzada hay poco que hacer así que, pensando cómo podía cambiar esta realidad surge esta idea de desarrollar soluciones preventivas. Me planteo que la inteligencia artificial puede revolucionar la forma en que cuidamos la salud cognitiva, ofreciendo soluciones accesibles, personalizadas y basadas en evidencia científica», explica tras confesar que desde niña sus padres le han insistido en que es su generación la que tiene que cambiar el mundo.

Herramientas personalizadas

Su proyecto, Cognitive IA, compite en la categoría Youth del programa Connect’Up 2024. Se trata de una tecnología que propone el desarrollo de múltiples herramientas dinámicas y totalmente individualizadas para adaptar actividades y terapias a las necesidades de cada usuario, según su estado y su evolución. Lo explica con ejemplos. En el caso de enfermos de Alzheimer estas herramientas podrían permitir al paciente no olvidar la cara de los familiares a través de realidad virtual. O revivir eventos significativos de su vida.

Carla Carbonell incide en que con ello se refuerza la memoria episódica y se crean experiencias emocionalmente enriquecedoras que retrasan la aparición de síntomas. «Mi abuela siempre está mirando fotos y recuerdos nuestros, los seres humanos vivimos de recuerdos y las sensaciones que nos genera revivirlos son vitales y ayudan a mantener la cognición», aclara.

Respecto a la posibilidad de que dichas herramientas trabajen sólo sobre recuerdos bonitos, se muestra tajante. «Hay que trabajar con todos, con los recuerdos buenos y con los malos, porque todos componen la vida». En cuanto a paciente con enfermedades motoras, como Parkinson, Carbonell explica que la IA puede permitir que, a través de sensores puedan realizar ejercicios que mejoren su movilidad, que mejoren la confianza del usuario en su día a día y que prevengan el deterioro de la función motora.

«Desde el sofá de casa, con realidad aumentada y ‘wereables’ adaptados, podrían estar cocinando, preparando una receta en una cocina virtual, o realizando otras actividades que pueden producir mucha satisfacción, que van a mejorar la coordinación y la memoria procedural. También a través de los pasos que da el paciente en casa se puede evaluar su movilidad». Estos dispositivos ‘wearables’ generan datos y monitorean en tiempo real el progreso del paciente, ajustando las actividades y detectando patrones que informan estrategias terapéuticas más efectivas.

«Con Cognitive AI se puede retrasar la aparición de síntomas, reducir el coste de tratamientos avanzados y aliviar la carga en el sistema de salud. Es un proyecto con gran potencial ya que podría adaptarse a más enfermedades neurodegenerativas», concluye.