Una camarera coloca en el robot el pedido de una habitación. | M. À. Cañellas

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«Las personas que trabajan en sectores como el comercio, los transportes y los servicios están en alto riesgo de ser reemplazados por robots y sistemas automatizados». Así lo explica Pere Rullán, secretario de acción sindical de UGT, a su regreso de una jornada nacional sobre la robotización y digitalización de los puestos de trabajo. «Es una cuestión que preocupa mucho en toda España. Nos hablaron de lo que viene y de lo que ya está aquí y sabemos que los trabajos peor cualificados, que son los mayoritarios en Baleares, son los más susceptibles de desaparecer», dice el experto.

Si se cumplen las previsiones de los movimientos sindicales las tareas representativas y de baja cualificación serán las primeras en caer. Los robots y los procesos de digitalización acabarán con buena parte del empleo y «esto afectará de manera desproporcionada a los trabajadores menos cualificados, quienes se podrían enfrentar a despidos masivos y a dificultades para reinsertarse en el mercado laboral», explica Rullán.

Desde el punto de vista de UGT el proceso de digitalización «tiene el potencial de mejorar la productividad y abrir nuevas oportunidades, pero también presenta desafíos significativos para las personas trabajadoras y las organizaciones sindicales. «Los sindicatos nos enfrentamos al desafío de fomentar la reconversión laboral y defender el acceso igualitario en oportunidades de formación para que las personas trabajadoras puedan adaptarse a las nuevas demandas del mercado», añade.

Aunque puede llevar a la desaparición de ciertos puestos de trabajo, la digitalización también crea oportunidades en áreas como el análisis de datos, la ciberseguridad y el desarrollo de software. «El problema es que estos empleos requieren habilidades técnicas especializadas y eso pasa por más inversión en educación y en formación continua», dice Pere Rullan.

La sustitución de trabajadores por sistemas automatizados no es nueva, pero la digitalización y la IA dan un paso de gigante. Los primeros robots ya han llegado al sector turístico privado pero también a los Hospitales Públicos de Baleares. ‘Tomeu’ (como le apodan en el Hospital Comarcal de Inca) es el primer robot de limpieza en la sanidad pública de las Islas. Según fuentes hospitalarias «refuerza» el trabajo de las plantillas que tiene la empresa concesionaria del servicio.

Una clienta recoge su petido en un establecimiento hotelero de Mallorca.

Los sindicatos temen que ese «refuerzo» acabe convirtiéndose con el paso de los años en un proceso de reemplazo. Es algo similar a lo que ocurrió con las telefonistas, un oficio con grandes oportunidades en los años 50 y 60 que prácticamente ha desaparecido hoy en el mundo empresarial. También en el espectro público donde las centralitas automáticas han ocupado su lugar.

El secretario de acción sindical de UGT explica que «el problema ya ha llegado a la administración, «Yo soy del Consell de Mallorca y tras la pandemia entramos en el proceso de digitalización. Las categorías que son más bajas en el escalafón, como los ordenanzas, se han encontrado con que sus puestos están prácticamente vacíos de contenido. Antes llevaban expedientes de un departamento a otro y todo esto ahora ha desaparecido. Todo se hace en formato digital y no hay movimiento de papeles». «Como son funcionarios no se puede eliminar su puesto. Desde UGT pensamos que es necesario que antes de que esto pase la administración aborde la reconversión con otras funciones. Es algo que ya ocurrió con las telefonistas y con los auxiliares administrativos no pasa aún, pero que con la implantación de la Inteligencia Artificial en la administración también puede llegar a pasar», añade.

Hace años que el secretario general de UGT Pepe Álvarez, habla de la necesidad de introducir cambios en los sistemas de cotización de la seguridad social. La reflexión es: ¿Deberían las empresas públicas y privadas cotizar por la robotización? «La realidad es que hemos de sostener el sistema de pensiones y si se está reduciendo el número de trabajadores, por ejemplo en la hostelería, porque hay robots que ya retiran los platos y pueden trabajar 18 horas de jornada, al final esto supone una reducción de puestos de trabajo que va a repercutir en las cotizaciones y la Seguridad Social, todos lo sabemos, tiene un problema de falta de ingresos», dice Pere Rullán.

El punto de vista del sector empresarial y también de las administraciones públicas en Baleares es rádicalmente distinto al de los sindicatos. El Parc Bit acogió esta semana la jornada Robòtica mòbil i cooperativa aplicada a hoteleria i restauració, en la que participaron más de 150 representantes de los sectores de Hostelería, Restauración y Turismo.

Jornadas sobre robotización celebradas esta semana en Palma.

Defienden la robótica como «herramienta de transformación para mejorar la eficiencia y la competitividad». Las demostraciones de los trabajos de robots, en el marco de las jornadas, da buena idea de lo que ya empieza a normalizarse en las Islas. El traslado de alimentos, bebidas y vajillas, la limpieza, la recepción, la atención a las habitaciones o la vigilancia e inspección son algunas de las tareas que ya desempeñan robots.

«El mensaje de los robots como sustitutos de trabajadores es erróneo. Son una herramienta que ayuda a los trabajadores a ser más productivos y eficientes», explicó Daniel Socías, de la empresa mallorquina Wiongo Robotics.

Su argumento principal es el mismo con el que Salut defiende la presencia del robot ‘Tomeu’ en el hospital público de Inca: «Lo que hacen los robots es permitir que los trabajadores ganen tiempo para dedicarse a funciones de mayor valor».

'Tomeu', el primer robot de limpieza en los hospitales públicos de Baleares.

La cuestión es: ¿Están esos trabajadores preparados y formados para desempeñar funciones de «mayor valor»? Si echamos la vista veinte años atrás, ¿A dónde han ido las antiguas telefonistas? Buena parte de ellas se han jubilado y sus puestos han desaparecido o se han reducido a la mínima expresión en las plantillas de empresas privadas y de administraciones.

Hacer la comprobación es fácil. Prueben ustedes a llamar a cualquier telefóno de atención al público de la administración pública. Lo más probable es que antes de hablar con un humano, tengan que pasar por el cribado de una centralita automatizada.

«Los límites de la robótica, actualmente, son tanto tecnológicos como éticos. Aunque los robots pueden realizar tareas repetitivas, precisas y de alta carga física, hay aspectos esenciales como la creatividad, la empatía o la capacidad de resolver problemas complejos en situaciones imprevistas que aún requieren del talento humano. Además, es crucial que la introducción de robots en el ámbito laboral se haga de forma que complemente el trabajo humano, no que lo sustituya, y que respete los derechos y el bienestar de los trabajadores. En el ámbito técnico, las limitaciones también están en la autonomía y en la integración de la inteligencia artificial para que los robots operen de forma fluida en entornos variados, especialmente en lugares tan dinámicos como hoteles y restaurantes», explica el director general de Innovación y Transformación Digital del Govern, Sebastián González.

«Como en otras grandes revoluciones tecnológicas, este es un proceso que supone una oportunidad para mejorar los derechos y el bienestar de las personas. Debemos estar preparados para estos cambios proporcionando herramientas y formación que mejoren las competencias de nuestro personal. Al mismo tiempo, necesitamos impulsar vocaciones STEM y apostar por la diversificación económica y la innovación como nuestro motor de progreso», concluye.

STEM son las siglas que identifican las disciplinas de Ciencia, Tecnología, Energía y Matemáticas en la comunidad científica y tecnológica internacional. ¿Habían entendido ustedes este acrónimo antes de que les explicáramos su origen? Si no es así, quizá su puesto de trabajo, como el mío, corre el riesgo de ser sustituido por el de un robot o una Inteligencia artificial.