Turistas frente a una tienda de 'souvenirs' del centro de Palma. | Julián Aguirre

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La crisis de la libra esterlina está siempre presente como factor a tener en cuenta en la planificación de los mercados receptores. Tanto que ya se acostumbra a tomar como una constante sin efectos que varíen significativamente de una temporada a otra. Sin embargo, la retracción del gasto en la oferta complementaria esta temporada es un hecho constatado por múltiples sectores, también el del comercio. Los turistas británicos les dan la razón: un 58 % reconoce que ha dejado de gastar dinero en la compra de souvenirs.

Así lo acredita un estudio de la Asociación Británica de Turoperadores y Agencias de Viajes (ABTA) que se pregunta si ¿hemos dicho los británicos hasta siempre a los souvenirs? La mayoría de esos encuestados reconoce que la principal razón es la falta de dinero suficiente: el encarecimiento del transporte aéreo y del alojamiento ha limitado los presupuestos y la compra de recuerdos ha pasado a ocupar posiciones de retaguardia en su lista de prioridades.

Los encuestados señalan otros motivos, como que consideran esta práctica pasada de moda o su rechazo a comprar productos innecesarios. Por otro lado, entre los recuerdos adquiridos en un destino turístico destacan productos de comida y bebida, ropa, ornamentos como pulseras o collares e imanes de nevera. Graeme Buck, director de Comunicación de ABTA Travel Money, explica que «nuestra investigación sugiere que la gente está diciendo hasta la vista al souvenir de las vacaciones. Lo que una vez fue un elemento tradicional de las vacaciones -que incluía la búsqueda de artículos interesantes, inusuales o cómicos para llevar de vuelta a casa- está en decadencia».

Asimismo, Buck recalca que «hoy día la gente es mucho más consciente sobre en qué está gastando su dinero cuando viaja al extranjero, pero también está más en contacto con familia y amigos en casa por medio del teléfono o las redes sociales, por lo que las vacaciones son un poco menos misteriosas de lo que solían ser». Ese contacto permanente con la gente que se queda en el lugar de origen parece ser, a juicio de ABTA, un factor más que desincentiva la compra de regalos.

Este comportamiento se ajusta a la perfección al balance que la oferta complementaria está haciendo de la temporada: los extranjeros gastan menos fuera del hotel, tanto en la restauración como en las actividades de ocio. Sectores como el del rent a car ya han tenido que contraatacar en Mallorca y Menorca bajando los precios para llegar a las reservas del año pasado. Y el gran damnificado, el comercio, se resigna a una temporada baja de mucho fría. «Si la temporada alta no ha sido buena, muchos comercios arrastran ese déficit y en determinadas zonas tienen que cerrar al final del verano igual que pasaba hace 30 años», señala presidenta de la patronal Pimeco, Carolina Domingo.