Aunque la Conselleria d'Educació prepara una regulación autonómica, muchos centros ya hace tiempo que restringe el uso del móvil en los centros, como se ve en la imagen. | M.C.

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El debate sobre el uso de los teléfonos móviles y su impacto nocivo, tanto dentro como fuera de los centros educativos, marcó el inicio del pasado curso con un movimiento espontáneo de familias pidiendo una regulación. Fruto de esas exigencias la Conselleria d’Educació prevé implementar este nuevo curso una serie de medidas para que, entre otras cosas, los alumnos a los que se les requise su móvil tengan que entregarlo apagado para evitar que el docente pueda tener acceso. Eso sí, se le podrá retirar en cualquier parte del centro y no solo en el despacho de dirección, como se había previsto inicialmente. Sin embargo, en el momento en que se le confisque, tendrá que haber, como mínimo, dos profesores presentes para mayor seguridad.

La Conselleria d’Educació decidió actuar ante las peticiones de las familias organizadas y puso en marcha una instrucción que se ha ido consensuando con el sector. Esa iniciativa con medidas para controlar el uso del móvil en los centros, sin embargo, iba a ser de aplicación voluntaria en lo centros concertados. Solamente los públicos iba a estar obligados a acatarlas. Por ello, la Conselleria ha decidido ahora tramitar la regulación como una orden para que los concertados, financiados con dinero público, también tengan que cumplir con la regulación. Aun así, desde el Govern aseguran que todos los centros están por la labor de regular los móviles.

El proceso para tramitar una orden es algo más largo y se espera que se aplique durante el curso. Mientras tanto, estarán en vigor una recomendaciones voluntarias que a finales de este mes y septiembre recibirán todos los centros educativos.

Excepciones

A falta de una normativa autonómica común sobre este tema, son muchos los centros de Baleares que ya han regulado el uso de los móviles en los centros, pero la Conselleria, con su apuesta, quiere tomar cartas en el asunto para limitar de forma generalizada los impactos negativos. Se prevén excepciones sobre el uso del teléfono en los centros como, por ejemplo, un alumno diabético que tenga un dispositivo conectado a una aplicación del móvil. Lo mismo ocurrirá con enfermedades o motivos puntuales similares, señalan las mismas fuentes consultadas. En general, los adultos en España dedican unas 4,8 horas al día de media por persona a emplear el teléfono, pero el 36,7 % de la población en la franja de edad de 12 a 17 años pasa más de seis horas al día.