José Ramón Bauzá, durante su estancia en la Eurocámara. | CS

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Es la tercera vez que lo anuncia y quién sabe si ésta será la definitiva, el expresidente de Baleares José Ramón Bauzá deja de nuevo la primera línea de la política, esta vez desde el corazón de la Unión Europea donde llegó de la mano de Ciudadanos, por entonces liderado por Albert Rivera.

Lo anunció este martes, al concluir el mandato para el que fue elegido en 2019, dentro del grupo parlamentario Renovar Europa. Y pese a sus buenas palabras al hacer un recorrido por su vida política, ésta no ha estado exenta de guerras fraticidas dentro del PP, denuncias por acoso laboral, salpicaduras del QatarGate y hasta la mayor manifestación ciudadana vivida en las Islas, fue contra su política educativa, que anticipó la caída de su gobierno.

José Ramón Bauzá (Madrid, 1970) se inició en política desde la oposición del gobierno municipal de Marratxí, su municipio de residencia, en 1996. Llegó a la alcaldía en 2005 a raíz de un pacto con los Independents y gobernó con mayoría absoluta desde 2007 a 2011 pese a perder los ‘populares’ a nivel autonómico, momento en que Jaume Matas dejaría la política.

Su ascenso dentro del partido llegaría de la mano de la también eurodiputada Rosa Estarás, que en 2008 le nombró vicepresidente ejecutivo de la formación, siendo ella la dirigente. Al dimitir, Bauzá la sustituyó y un congreso extraordinario el PP balear le ratificó en el cargo en 2010, tras enfrentarse a Carlos Delgado.

Integrando como vicepresidentes a los principales alcaldes ‘populares’, un Bauzá conciliador logró la mayoría absoluta en las elecciones de 2011. Pero el expresident blandía un personalidad de doble filo y así empezó la legislatura más controvertida de Balears (y no han sido pocas) y los problemas en el Partido Popular, sobre todo entre sus perfiles más nacionalistas.

Durante sus cuatro años de mandato se vivió la última concentración masiva de sanitarios ante los anunciados cierres de los hospitales Joan March y el General; y pocos se olvidarán del 29 de septiembre de 2013, día en que unas 100.000 personas salieron a la calle con camisetas verdes en una protesta contra el proyecto de la ley del Tratamiento Integrado de Lenguas (TIL) y a favor de la inmersión lingüística.

Paralelamente su partido entraba en descomposición. Las discrepancias por sus políticas españolistas le enfrentaron a Jaume Font, Pere Rotger, y provocó la marcha de Antoni Pastor. Su ansia de gobernar sin sombras ni consensos le distanció hasta la defenestración (auspiciada también por José María Rodríguez) del que fuera alcalde de Palma, Mateu Isern.

Incluso entre las filas de su mismo partido, muchos esperaron y desearon los malos resultados que arrojaron las elecciones autonómicas de 2015. El PP fue el partido más votado pero José Ramón Bauzá no podría volver a gobernar. Fue entonces cuando se despidió por primera vez: «No volveré a presentarme al cargo».

Empezaron así las maniobras para conseguirle una marcha digna (el PP solicitó al Parlament que lo designara senador autonómico) y la movilización de los regionalistas para recuperar el poder dentro del partido.

Dimitió de presidente del PP, cargo que asumió Miquel Vidal, y mantuvo una pugna por el poder que perdió ante Biel Company. Su exconseller de Agricultura, representante del ala moderada de los ‘populares’ se le imponía con un 72 % de los votos tras una cruenta campaña con mutuas acusaciones de juego sucio.

Bauzá lanzó el anuncio de su segunda partida, esta vez más radical: «Vuelvo a la farmacia», dijo en 2019. Dejó el PP y el Senado, pero no la política.

El representante del ala dura del PP en Baleares se pasó al partido naranja apenas tres meses después de despedirse de la política nacional. Albert Rivera, que por entonces presidía Ciudadanos, le llevó en el quinto puesto de las elecciones europeas de 2019, cada vez más alejado de Baleares.

Sin embargo ni en Bruselas dejó de estar en el centro de la polémica. Varios mensajes de WhatsApp con la vicepresidenta de la cámara Eva Kaili, investigada y cesada por su partido por un delito de corrupción relacionado con el caso Qatargate, le situaban en medio de presuntos sobornos que siempre negó. También fueron sospechosos varios mensajes en redes sociales elogiando a Qatar Airways y Fly Emirates. Meses después, el Parlamento Europeo le investigó por una denuncia de acoso laboral y maltrato psicológico, interpuesta por un empleado de su oficina.

José Ramón Bauzá calificó ayer estos cinco años en Europa como tiempo de descuento tras el adiós que presume será el definitivo. Se confesó «feliz» al plasmar las últimas líneas de su vida política y dijo que «lo he pasado como un niño!!!!».