Noemí Moral, con la última queja que ha presentado ante el Consejo General del Poder Judicial por el retraso en la resolución de la demanda.
«Lo que más siento es que mi hijo no va a conocer a su padre». Noemí Moral estaba embarazada cuando el padre de su hijo fue asesinado a puñaladas por otra mujer. Era enero de 2019 y ella dio a luz a su hijo en marzo de ese mismo año. Desde entonces el niño esté en un limbo legal: no tiene padre declarado y no puede acceder a ningún tipo de pensión de orfandad o ayuda para víctimas de delitos. La demanda de filiación lleva tres años sin resolverse en un juzgado de Primera Instancia, en gran parte a la espera de obtener respuesta del Instituto de Toxicología de Barcelona que tiene que cotejar las muestras de ADN del niño con las que se guardan del padre.
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