«Por negligencia del ayuntamiento, David no está con nosotros». Este duro mensaje, escrito en una pancarta, abrió ayer la concentración silenciosa que reunió en Bunyola a varios centenares de amigos, familiares y vecinos de David Grimaldos, el joven de 18 años fallecido al tocar una farola en las fiestas de esa localidad.
Desde hacía días los allegados del muchacho fallecido estaban moviéndose para organizar una gran marcha silenciosa. Primera se pusieron en contacto con la Delegación del Gobierno, para conseguir la autorización, y después comenzaron a difundirla en las redes sociales.
Éxito
David era un joven muy querido y conocido en la barriada de La Soledad, donde su familia regenta un bar. Así pues, desde el primer momento numerosas personas anunciaron que se sumaban a la marcha silenciosa prevista para ayer, viernes.
Por la tarde, sobre las siete y media, salieron dos autobuses de Palma fletados expresamente. Otros manifestantes acudieron en sus vehículos privados y, otros, en tren. El punto de encuentro fue la estación de Bunyola, donde a las ocho de la tarde ya había unas 250 personas, entre menores, jóvenes y adultos. Los padres y los hermanos de David encabezaban la marcha.
Desde el principio se remarcó que la concentración debía ser silenciosa y así fue. Los manifestantes recorrieron el pueblo en un emotivo silencio, que sólo se rompió cuando la comitiva llegó hasta la plaza, donde se detuvieron y extendieron en el suelo una pancarta y unas velas. Luego, aplaudieron en homenaje a David.
A ambos lados de la calle, vecinos de Bunyola siguieron con respetuoso silencio toda la marcha y algunos se sumaron a los aplausos en cuanto se produjeron.
A continuación, la comitiva continuó su camino hacia la farola donde se produjo el fatal accidente, el pasado fin de semana. El recorrido duró, aproximadamente, cuarenta y cinco minutos y cuando la familia llegó a la farola se vivieron los momentos más emotivos de la jornada.
Uno de los hermanos de David leyó unas palabras ensalzando al joven y después fue la madre la que habló, muy dolida con el ayuntamiento de Bunyola: «Quiero darle las gracias al pueblo de Bunyola, por el apoyo que nos ha dado, pero la corona de flores que me envió el alcalde, como una rata, la he pisoteado».
Destrozados
La familia de David sigue destrozada, casi una semana después de la tragedia. «No entendemos cómo con tantas tecnologías que hay hoy en día todavía puentean farolas y dejan que estén en tan mal estado», apuntó Isaac, uno de los hermanos.
Sus amigos fueron de la misma opinión: «No puede permitirse que en las farolas de la calle, por donde pasa la gente cada día, haya cables sueltos y peligro de electrocutarse. La muerte de David se habría podido evitar».
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