Hay que remontarse a cuatro años atrás para encontrarse con un duque que levante tanta expectación como estos días el de Palma. Sin embargo, lo que se juega Iñaki Urdangarin nada tiene que ver con lo que se jugaba entonces Miguel Ángel Silvestre, protagonista de la exitosa serie "Sin tetas no hay paraíso", como tampoco tienen que ver los gritos que uno y otro provocan a su paso.
A las ocho y cuarto de la mañana de ayer medio centenar de personas esperaban frente a los Juzgados de Palma de Mallorca a Urdangarin, con el fin de mostrar su rechazo a la Monarquía, después de haber sido convocados por la organización independentista Maulets, los Joves d'Esquerra Unida, Unidad Cívica por la República (UCxR) y la asamblea de estudiantes de la UIB.
Media hora después, el número de ciudadanos ascendía a 200 y los gritos de "cuidado con la cartera, que viene Urdangarin arreciaban", y competían entre sí carteles con consignas del tipo 'Nóos has robado'; 'Iñaki Urdangarin nos debe dinero', 'Cristina suelta la pasta', 'Monarquía igual a corrupción', 'Urdangarin que curre en Burger King', ''tanto privilegio y tanta nobleza, el pueblo en la pobreza' o 'no hay dos sin tres, República otra vez' .
Urdangarín, quien, poco después de las ocho y media, había salido por la puerta de atrás del Palacio de Marivent eludiendo a la prensa congregada en la puerta principal, llegó a los Juzgados cuando faltaban diez minutos para las nueve dispuesto a "aclarar la verdad de los hechos y a defender mi honor, mi inocencia y mi actividad profesional". Un Duque de Palma más delgado, con semblante tranquillo y arrogante pundonor, se bajó del coche miró al público y a los periodistas- de un total de 70 medios de comunicación- y empezó a bajar a pie la cuesta de los Juzgados, junto a su abogado, Mario Pascual, y escoltados por varios agentes de la Policía Nacional.
Urdangarín optó por caminar los poco más de 30 metros que separaban la verja del edificio judicial y la entrada, a pesar de que el juez decano de Palma, Francisco Martínez Espinosa, le había autorizado a entrar en vehículo por "estrictas razones de seguridad". Una vez en la puerta, se dirigió a los periodistas, deseándoles "buenos días" y manifestando que "durante estos años, he ejercido mi responsabilidad y he tomado decisiones de forma correcta y con total transparencia". "Estoy convencido de que la declaración de hoy contribuirá a demostrar la verdad de los hechos", concluyó el Duque de Palma, antes de enfrentarse al interrogatorio del juez instructor del caso Nóos, José Castro.
La expectación no decayó a lo largo de la mañana, llegándose a concentrar cerca de 600 personas en los Juzgados de Vía Alemania. Urdangarín abandonaba la sede judicial a las dos de la tarde, tras acordar Castro un receso para almorzar- y a su salida, a modo de aperitivo un centenar de personas coreaban gritos como 'Vete al comedor de Caritas'; 'La Monarquía nos roba todos los días' o 'Los Duques de Palma peor que las pirañas'; 'Menos policía más educación'. El postre a la vuelta, un combinado de "chorizo" y "justicia", si bien el número de manifestantes se había reducido considerablemente.
Por la tarde, la zona recuperaba la tranquilidad, aunque medio centenar de irreductibles esperaban la salida del yerno del Rey, al término de la primera jornada del interrogatorio, decretado por el juez Castro a las ocho de la tarde. No fue hasta casi una hora y media más tarde, cuando Urdangarin abandonó los Juzgados.
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