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El acceso a la financiación para seguir creciendo es uno de los hitos clave en la vida de una ‘startup’. Se trata de un proceso largo y complejo para el que conviene estar preparado y bien asesorado. Resumimos algunas de las cuestiones más relevantes que no hay que perder de vista en procesos de este tipo.

1. ¿Ronda de financiación, ampliación de capital o ronda de inversión?
El término «ronda de financiación» se refiere al proceso que una empresa con vocación de crecimiento inicia para captar fondos de inversores que financien dicho crecimiento. En la mayoría de los casos, la inversión se formaliza mediante la suscripción por los inversores de participaciones sociales o acciones de la empresa que busca dicha financiación, por lo que el término más adecuado en la mayoría de las ocasiones sería «ronda de inversión» o «ronda de ampliación de capital». No obstante, se utiliza el término «ronda de financiación» porque el total del importe que la empresa busca levantar se puede obtener en varios tramos, incluyendo no sólo inversiones en el capital, sino también otros instrumentos como préstamos convertibles o financiación híbrida (el denominado venture debt).

2. Fuentes de financiación: ¿quién pone el dinero?
En las fases iniciales de la vida de una startup las fuentes de financiación suelen ser familiares y amigos y otros inversores privados (business angels) o aceleradoras, que creen en el talento del equipo fundador y el potencial del producto que han desarrollado. Superada una fase inicial con cierto éxito, el mix de financiación de las startups incluye deuda bancaria, financiación de entidades que promueven la innovación (ENISA), subvenciones al desarrollo tecnológico y nuevas aportaciones a los fondos propios de inversores privados.

3. Un proceso largo y complejo que necesita estar bien asesorado
La organización y duración de una ronda de financiación depende del tipo de ronda y de la fase en la que se encuentre la startup. Las rondas de inversión o financiación de las etapas iniciales, normalmente atendidas por personas allegadas a los fundadores o business angels, son más informales y no están tan sujetas a procedimientos tan reglados como las que acometen los actores de venture capital. A continuación, llega el momento de la búsqueda de los inversores, de explicar el plan de negocio previamente elaborado y de la due diligence. Y finalmente, llega la etapa de negociación y firma de los documentos de la inversión, esto es, el acuerdo de inversión y el acuerdo de socios en los que se determina cómo se va a ejecutar la inversión, en qué plazos y en qué términos y condiciones.

4. La implicación al 100% de los fundadores será clave
En las rondas de inversión los fundadores deben estar implicados al 100%. Sobre ellos pivota, en último término, la confianza en la compañía y su modelo de negocio, que hay que hacer atractivo a los inversores.

5. La expectativa de revalorización como garantía para los inversores
La gran diferencia entre un proceso de financiación ordinaria a una compañía más o menos establecida y la financiación a una startup es que esta última, por su propia naturaleza de empresa incipiente, ofrece pocos activos o tiene relativo poco valor tangible como para construir una garantía en sentido propio. Normalmente, es la expectativa de revaloración de las propias compañías la razón fundamental de la inversión, y no suelen ofrecerse garantías financieras como tales.
El inversor de una startup, no obstante, buscará formas alternativas de «garantía», que normalmente se materializan en una serie de derechos como socio o accionista.

6. Los acuerdos de inversión y entre socios como instrumento de alineamiento de intereses
En cada momento de apertura del capital social de una empresa a nuevos inversores se produce cierta colisión de intereses entre los fundadores, los inversores de las rondas iniciales que invirtieron a una valoración inferior y los nuevos inversores, que invierten a una valoración superior y requieren ciertas protecciones para la misma. En este contexto, el mercado ha desarrollado una serie de instrumentos de alineamiento de intereses que facilitarán la convivencia de las distintas tipologías de inversores e intereses involucrados, para asegurar la gobernanza y la estabilidad necesaria para el desarrollo del plan de crecimiento de la ‘startup’.