Rocco Bertinetti trabajaba en hostelería en Eivissa y un buen día decidió dar un giro a su vida. Apostó por «un cambio de actividad para estar más en contacto con la naturaleza y con otro ritmo de vida. La agricultura es algo que siempre me ha gustado; siempre he tenido algún rinconcito para cultivar». Y así fue cómo se empezó a gestar Els Corondà d'en Celleràs, una finca ecológica productora de casi dos hectáreas situada en el kilómetro 9,3 de la carretera de Sant Miquel en la que se producen fresas con mimo, perserverancia y paciencia.
Els Corondà d'en Celleràs es un proyecto familiar, según explica Rocco, pues forma parte del mismo su esposa Melissa Tomás y su padre, ya jubilado, les ayuda en lo que puede, así como más familiares. Para conseguir el terreno se pusieron en contacto con la Asociación de Productores Ecológicos de las Pitiüses (Apaeef), que dispone de un banco de tierras. Y fue con esta fórmula con la que consiguieron empezar a mediados de 2019 con su nuevo proyecto de vida y de negocio. «El campo en el que estamos hasta hace 20 años se trabajaba y se sembraba, pero Toni y María, sus dueños, son ya mayores y si bien mantienen su pequeña huerta como hobbie no pueden con casi las dos hectáreas. Y ahí entramos nosotros de relevo a través del banco de tierras de Apaef». En este sentido, alcanzaron un acuerdo con Toni y María, dueños de la finca Es Camp d'en Celleràs, a través del banco de tierras mediante el cual se les cedía la finca durante una década a cambio de un pequeño alquiler. ¿Y por qué un nombre tan original? Según explica Rocco, es en honor a su familia y su lugar de origen, la ciudad argentina de Coronda en la que el abuelo de su abuela emigró desde Navarra a Argentina en 1800 y empezó el negocio del cultivo de fresas en Coronda. Su abuela y sus padres no siguieron con las fresas, pero el cultivo de esta planta se extendió tanto en Coronda que es la principal productora de fresas de Argentina, «como si dijéramos la Huelva de España», precisa Rocco.
FORMACIÓN. Para poder poner en marcha este proyecto se tuvo que formar y hacer varios cursos de agricultura. A mediados de 2019 empezó oficialmente el negocio. «Empezamos con mucha ilusión y con muchos nervios por la inexperiencia. Empezamos con una plantación de 12.000 plantas de fresas en casi media hectárea. Para nosotros fue todo un desafío; pusimos todos nuestros ahorros y también la ayuda de mi padre», precisa. Para la primera plantación de fresas, en la que contó con la ayuda de su familia, se asesoraron con dos técnicos especializados. «Fue muy gratificante ver cómo salían las fresas y la producción del primer año a pesar de que no pudimos colocarla como nos hubiera gustado en el mercado porque la isla estuvo a medio gas por la pandemia de coronavirus», rememora. Y es que justo al empezar su negocio explotó la pandemia de covid con sus consiguientes restricciones y caída del turismo y, por tanto, de la fuerte demanda. La lección de ese primer año de pandemia que recuerda Rocco es que hubo un «cambio de conciencia bastante grande en la isla y nos acercamos más en general al producto local». Un año después «fue un buen año a nivel productivo y de venta; colocamos casi todo el producto y empezamos a ser más conocidos e, incluso, podríamos haber vendido un poco más».
PUNTO DE VENTA. El año 2021 fue también el año en el que abrieron su punto de venta en la finca. El año pasado, las expectativas también eran muy buenas, pero no se acabaron cumpliendo por culpa del calor temprano y excesivo que hizo. «Las plantas que tenemos producen todo el año, pero cuando hace mucho calor producen menos y son más pequeñas. El año pasado sembramos apuntando hacia los picos de producción de junio, julio y agosto, que es cuando más gente hay en la isla y la fresa se paga mejor porque la producción del resto del país cae, pero lamentablemente nos quedamos sin fresas a 10 de junio porque el calor lo adelantó todo». Para este año han sembrado 13.000 nuevas plantas, «pero ya tenemos en producción casi 10.000 plantas más; estaremos en torno a las 23.000 plantas en total».
La fresa con la que trabajan es la remontante, que responde bien entre los ocho y los 30 grados. El primer verano de 2020 «por las noches había descenso de temperaturas y refrescaba y entonces la planta produjo bien. En 2021 también, pero el año pasado las plantas sintieron las olas de calor tan tempranas. Este año casi ni ha llovido en invierno ni en primavera», explica Rocco, quien afirma que están condicionados por el clima y más siendo agricultura ecológica. «Hacemos diferentes pruebas, como colocar un plástico biodegradable de color blanco para que haya menos temperatura en la zona, por ejemplo. Usamos bandas de flores de porte alto, como el maíz o el girasol, para hacerle sombras a los cultivos ya que no disponemos de invernadero». Rocco insiste en que son cien por cien ecológicos y cuentan con el sello que así lo certifica. «Además hacemos nuestros propios caldos; echamos nuestros propios caldos a las plantas hechos con ortiga y cola de caballo, por ejemplo, que se usa para mantener las plantas fuertes y alejadas de insectos. Usamos técnicas de agricultura ecológica, que es recrear un poco lo que pasa en la naturaleza, que el ecosistema se autoregule él mismo». Además están inmersos con el Consell d'Eivissa en un proyecto de recuperación de la fresa típica ibicenca, una variedad «como de bosque, muy perfumada, que se exportaba en los años 60 y se dejó de cultivar en los 80 y ahora se está recuperando».
EL FUTURO. Entre sus planes de futuro no se encuentra la venta online, «pero buscamos diferentes estrategias. Hemos pensado en hacer visitas guiadas a la finca para que la gente vea cómo se cultivan las fresas. También estamos trabajando en el desarrollo de una cooperativa en el que varios agricultores nos juntaremos cada uno con uno, dos o tres productos diferentes y de buena calidad». En la actualidad, Els Corondà d'en Celleràs cuenta con 10 puntos de venta, además de la tienda propia.