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Este verano los destinos más beneficiados serán los que mejor sepan gestionar el caos, que es lo contrario del caos de la gestión.

Esto no va solo de los destinos españoles sino de los de todo el mundo. La situación la define muy bien el New York Times cuando asegura que es confusa en todos los lugares.

Empecemos por casa. El fin del estado de alarma no significa que no se puedan mantener restricciones, algo de lo que algunos no han querido enterarse. En comunidades más dependientes del turismo como Balears y Valencia las autoridades han preferido retrasar la gratificación, manteniendo limitaciones, a pesar de los bajos índices, a la espera de abrir completamente cuando los turistas estén preparados para venir.

Grecia ha saltado al ruedo antes que otros destinos admitiendo a turistas europeos y americanos ya vacunados, al mismo tiempo que Gran Bretaña la incluye en el grupo ámbar, o que Estados Unidos lo hace en el Nivel 4 –no viaje-. Croacia y Chipre también han abierto ya a los no europeos con certificado. Francia lo hará el 9 de junio.

En Alemania las autoridades siguen recomendando no viajar, pero el Instituto Koch que marca las pautas designa a Balears, Canarias, Comunidad Valenciana, Murcia y Galicia como destinos de riesgo bajo. Las autoridades han cedido y desde el 13 de mayo no exigen pruebas a los alemanes vacunados cuando regresen de sus vacaciones.

Mientras tanto los famosos “pasaportes” europeos se siguen retrasando por una serie de dificultades burocráticas, logísticas y técnicas y en Estados Unidos la Administración Biden se ha negado a crear una base federal de vacunados por lo que serán los Estados y distintas organizaciones los que los emitan.

En Europa todos sabemos que ni las Administraciones ni las empresas ni los trabajadores pueden permitirse un verano como el anterior, por lo que la tabla de salvación será el turismo nacional.

Este verano los españoles se dejarán en España cerca de un ochenta por ciento del gasto de 2019 por la disminución de viajes al extranjero. Mientras tanto los europeos retrasarán su llegada, pero permanecerán más días de vacaciones y alargarán la temporada, por lo que su gasto será de cerca de un cuarenta por ciento del año de referencia. En total terminaremos el año con unos ingresos del orden del cincuenta por ciento de los del año antepasado.
Eso por supuesto si el caos se gestiona bien y la gestión no genera más caos.