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Cuando se invierte en bolsa se compran empresas y lo que realmente afecta es su evolución. Sin embargo, el entorno político sí puede afectar a los resultados y a las expectativas de las empresas. Durante estos últimos meses hemos vivido muchos “ruidos” de este tipo: desde la incertidumbre política en Italia, hasta el brexit, pasando por la guerra comercial entre China y Estados Unidos. Sin embargo, a largo plazo todo se regula; y la inversión en bolsa debe ser a largo plazo para no vivir entre sobresaltos.

Cuando hablamos de países desarrollados, integrados en “clubs” con otros, la política no se puede salir mucho de unas líneas generales. Sí afecta más a los países emergentes. Este es el motivo por el que el peso en una cartera de inversión en estas zonas no puede ser excesivo, ya que las variaciones políticas pueden tener serias incidencias en la marcha de las empresas, ya sean nacionales o multinacionales.

Dicho esto, nadie podrá negar que los cambios políticos sí afectan, al menos a corto plazo: mientras que el primer día tras las elecciones la bolsa española casi no se resintió, en el momento del anuncio del preacuerdo entre el Partido Socialista y Unidas Podemos el IBEX se empezó a desmarcar del resto de bolsas europeas.

A riesgo de parecer contradictorio, el entorno político de una empresa afecta a su cotización, en mayor o menor medida, y el movimiento actual del IBEX diferenciándose, negativamente del resto, se lleva produciendo desde hace años: repeticiones de elecciones, moción de censura, Catalunya y ahora la entrada en el Gobierno de un partido desconocido hacen que el hueco se amplíe.

Precisamente, lo desconocido, es decir la incertidumbre, es lo que realmente castiga al mercado. Los días después de elecciones el IBEX se ha comportado neutro cuando el resultado ha sido continuista (tanto bajo gobierno de PP como de PSOE) y ha castigado los cambios (en cualquiera de las dos direcciones). Por ese motivo el mercado lleva penalizando a España tanto tiempo y se ha hecho más visible estos días.

La solución: diversificar e intentar aprovechar precios de empresas poco reguladas y castigadas en exceso.